3 piezas de lujo nupcial llevadas por Isabel Bowes-Lyon en su boda con Jorge VI

A 100 años del matrimonio de los padres de la fallecida reina Isabel II, cabe recordar el lujo con el que se celebró la ceremonia real que los unió para siempre

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Elizabeth Bowes-Lyon y Jorge VI en boda

El archivo fotográfico de Isabel Bowes-Lyon, última emperatriz consorte de la India, comprueba que Isabel II heredó todo su sentido del lujo y estilo de su madre.

La también conocida como Reina Madre, para evitar confusiones en la actualidad con su icónica hija, obtuvo su título a partir de su matrimonio con el padre de la monarca más longeva del Reino británico, el rey Jorge VI.

La unión de estos dos simbólicos miembros de la realeza se llevó a cabo en 1923 y a partir de ese acto ceremonial lujoso, la royal no dejó de predicar los preceptos de la familia tradicional y el servicio público al lado de sus dos descendientes.

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IUG/Getty

¿Cómo fue la boda de los papás de la reina Isabel II?

Como no podría ser de otra manera, la opulencia reinó en la unión nupcial de Isabel Bowes-Lyon y Jorge VI, a través de la portación por parte de la novia de varios objetos lujosos.

Para empezar con el listado de los elementos del atuendo de novia de la Reina Madre cabe mencionar al vestido, el cual salió del canon establecido en esa época por la realeza, debido a lo sorpresivo del compromiso Real, al suceder la abdicación del hermano mayor de Jorge VI, el príncipe Eduardo III.

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Silvia Colome da Silva

El vestido de Isabel Madre fue diseñado por Madame Handley Seymour y se destacó por no tener solo una cola, sino dos: una partiendo del hombro y la otra de la cadera, rasgo de diseño completamente innovador aún en nuestros tiempos.

El segundo objeto a enlistar se trata de lazo que portó la antigua reina consorte a la altura de la cintura, el cual fue elaborado con tul color azul, relacionado con los símbolos para protegerse del “mal de ojo”.

Por último, el velo que complementó al atuendo estilo medieval de la Reina Madre fue otra pieza de lujo ya que no se conformó con ser un simple añadido para contrarrestar el ostento de las dos colas del vestido, sino que también tuvo una gran longitud, llegando hasta las rodillas de novia, comprobando su autenticidad y su osadía al estar muy adelantada para la moda de la época.

Apasionada de toda intersección entre el cine, la moda, el arte, la cultura pop y cualquier ficción creada por mujeres. Me gusta encontrar nuevas formas de contar lo que ya se ha dicho.
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