Cómo afectan tus emociones en la salud de tu piel

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No es casualidad que justo antes de una primera cita amorosa surja una imperfección en plena nariz, o que la comezón invada tu rostro al ponerte nerviosa por una entrevista de trabajo. También nos sentimos familiarizadas con el acné posterior a una ruptura sentimental. Conoce qué emociones afectan la piel.

¿Por qué las emociones afectan la salud de la piel?

Los lazos que hay entre cerebro y piel son innegables. Tanto que una ciencia, la psicodermatología, estudia esa relación, a veces tan fácil de ignorar.

El estrés en cualquiera de sus formas, con síntomas que van de la ansiedad al dolor físico, provoca la liberación de hormonas y de neuromediadores, sustancias químicas que transmiten información entre las células del cerebro, la sangre y la piel.

Esto quiere decir que cualquier cambio en uno afecta directamente al otro, ya que comparten los mismos datos”, explica la doctora Elise Kleyn, directora de investigaciones cutáneas en la Universidad de Manchester, en Inglaterra.

Pero, ¿por qué piel y cerebro y no otros órganos? “Porque ambos se desarrollan en el útero a partir de las mismas células madre”, agrega la experta.

Qué emociones afectan la piel
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¿Qué emociones afectan la piel?

He aquí un detalle: si bien la dermis reacciona en automático a las emociones dictadas por el cerebro, solo agrava las condiciones existentes, pero no genera nuevas enfermedades. Es decir, si tienes tendencia al acné, después de vivir un evento traumático éste podría dispararse, pero no se desarrollará de la nada si no existe esa condición en tu sistema.

Tu cutis aumenta los problemas que ya sufre en pequeñas o grandes dosis”, dice Kleyn.

No nos sorprende entonces que el cortisol, conocido como la hormona del estrés, esté vinculado a la mayoría de los casos de psoriasis, rosácea, acné y dermatitis atópica, pero lo que sí es motivo de asombro es que la angustia de verlos sobre tu piel podría activar un círculo vicioso que complique su desaparición.

Una cabeza en calma controla cualquier imperfección ligera, pero cuando se trata de problemas severos, es importante localizar la raíz, ya sea física o mental.

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¿Cómo controlar las emociones para tener una piel sana y bella?

El conflicto resultante de la comunicación tan estrecha entre piel y cerebro también puede mostrarse a la inversa. La dermis posee receptores sensibles al contacto humano, por eso los abrazos hacen tanto bien y los bebés se tranquilizan cuando les sobas la espalda.

El tacto con efecto calmante está conectado al cerebro, y al sentirlo lanza señales a todo tu cuerpo para indicarle que se puede sentir seguro. Así, la preocupación disminuye con el simple calor de una caricia.

Pero cuando tu cutis está muy irritado por alguna cuestión física, como un sarpullido, los receptores ya no transmiten los mensajes de seguridad y el ciclo de tensión inicia en reversa para culminar en emociones frágiles.

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¿Qué emociones afectan a la piel?

Una de las peores reacciones que puede tener tu dermis es hacia uno de los sentimientos más tristes: la pérdida, ya sea de un ser querido, de un trabajo soñado o quizá un divorcio.

Los grandes cambios afectivos pueden lastimarla a tal grado que pierde su función de barrera protectora del medio ambiente y su capacidad de regenerarse, por eso las personas que atraviesan un gran sufrimiento parecen haber envejecido años en un par de días.

Este dramático resultado también puede ocurrir de modo paulatino. Por ejemplo, si no estás satisfecha con tu día a día y te sometes a mucha ansiedad, la regeneración de tu cutis será menos eficaz. Así, las personas que simulan una década mayor podrían tener de trasfondo una mala calidad de emociones.

¿Se trata de mala suerte genética? Es probable. Quizás tu problema cutáneo sea un asunto hereditario, el resultado de una dieta no balanceada o incluso una reacción alérgica, pues cada cuerpo es un mundo.

Problemas de piel causados por el estrés
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Según la psicóloga y autora de ¿El eczema está en la cabeza?, Magali Bourrel-Bouttaz, en lugar de buscar tratamientos que curen el síntoma, debemos analizar si la raíz es más profunda para evitar volver al mismo punto de partida luego de un tratamiento, ya que muchas de las soluciones potentes contra las enfermedades dermatológicas graves suelen ser agresivas con tu organismo.

Si calmas un lado de la balanza, el otro se relajará y encontrará su nivel adecuado; por eso, de acuerdo con Bourrel, la primera pregunta no es “¿qué siente tu piel?” sino “¿qué siente tu cabeza?”.

¿Las cremas y tratamientos contra el envejecimiento y el acné realmente funcionan?

Este vínculo es conocido por la cosmética desde hace años, por eso se han podido desarrollar algunos tratamientos que conectan aromas y texturas con humores.

Esa es la razón por la cual tu crema hidratante tiene un aroma a vainilla o miel untuosa, mientras tu gel antibrillo cuenta con una textura fría y azulada. Y esto es apenas la punta del iceberg.

La neurociencia trabaja con productos que puedan modificar tus emociones; por ejemplo, si aplicas un suero eficaz para regenerar tu piel durante la noche y despiertas con el cutis hidratado, hay estudios que demuestran que despertarás de un mejor humor.

¿Por qué? Porque tu piel, como tu lengua, tiene receptores de gusto y olfato, y es capaz de sentir que la trataste con un buen producto. Literalmente, amanecerá más contenta.

¿Funcionana los productos de belleza?
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Los productos deben ir más allá de causarte una buena sensación, y tienen que trabajar a niveles imperceptibles para mejorar la comunicación entre el sistema nervioso y la dermis, que es algo que la aplicación de una crema-mantequilla con olor a fresas no puede hacer por sí sola, por más sedosa que te deje.

Por ello, la tecnología más avanzada de la neurociencia se está uniendo a grandes marcas para trabajar en laboratorios ‘emocionales’.

Cualquiera que sea la intensidad del problema a erradicar, es importante crear conciencia en todos los frentes desde donde puedas atacarlo.

Desde el físico, con herramientas cosméticas acordes a tu enfermedad y tipo de cutis, hasta el emocional, con alguna terapia o ejercicio.

La edad también es importante porque con los años disminuye la capacidad de reacción de la piel a los estímulos, así que la crema que hacía efecto cuando tenías 30 no hará la misma magia a los 50. Por ello es vital buscar el producto ideal para tus necesidades, y quizás agendar una cita con tu psicólogo.

Antes de irte:

¿Por qué los seres humanos no tenemos la piel cubierta de pelaje como otros mamíferos?

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