La reina Victoria siempre se destacó por ser una mujer de carácter fuerte y hasta revolucionaria en algunos aspectos, por ejemplo, llegó a desafiar las tradiciones de su época y eligió un vestido blanco para su boda con el príncipe Alberto en 1840, lo cual no era algo común en la Inglaterra de esos tiempos.
Aunque ahora sea algo muy común que cualquier novia vista de blanco en ese día tan especial, en aquella época en la que vivió Victoria de Inglaterra, la tradición era diferente, ya que se solía usar coloridos y brillantes vestidos, para poder usarlos después en otras ocasiones.
De hecho, Vanity Fair recoge declaraciones de la biógrafa Julia Baird, quien asegura que la monarca británica habría pedido a los invitados que no vistieran de color blanco, exceptuando solamente a las damas de honor.
También, Baird expresó, según el mismo medio citado, que la elección de este tono era para poder lucir el encaje que tenía el vestido. “Victoria eligió llevar blanco, principalmente, porque era el color perfecto para destacar el delicado encaje”, apuntó.
En cuanto a la confección del vestido de novia de la reina Victoria, éste era de seda satinada en color crema de Spitalfields y tenía un volante de encaje de Honiton en el cuello y las mangas. Además, el resto de su look nupcial lo complemento con una corona de flores, que tampoco era algo común.
Gracias a esta elección de la tatarabuela de la reina Isabel II, fue que se comenzó a popularizar el vestido de novia blanco y, al día de hoy, es una de las tradiciones que sigue vigente, incluyendo en la realeza.
Actualmente, el color blanco del vestido de una novia se asocia con la inocencia y pureza. Sin embargo, la historia nos dice que esto, en realidad, se derivó de un acto de rebeldía de una reina que, irónicamente, después de perder a su esposo, eligió vestirse de luto y negro el resto de su vida.
La reina Victoria desafió los roles de género de su época
Como lo contamos antes, Victoria fue de una fortaleza impresionante y también se caracterizaba por ser una mujer adelantada a su época, ya que además de usar la fotografía para comercializar la imagen de la realeza, también desafió los roles de género. Un ejemplo de ello es que la misma Victoria le habría pedido matrimonio al príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha.
Recordemos que la mayoría de los matrimonios de ese tiempo eran arreglados, según los intereses de las familias. En el caso de Victoria, ella se vio obligada al ser la reina de Inglaterra, pues según la tradición, solamente el monarca podía pedir ello.