En una ceremonia cargada de simbolismo, Ralph Lauren, el diseñador que ha vestido a América desde los años 60, recibió el sábado la Medalla Presidencial de la Libertad. Vestido con su característico estilo preppy, Lauren fue reconocido por su capacidad para capturar la esencia del “sueño americano” a través de sus diseños. Al imponerle la medalla, el presidente elogió a Lauren por su visión y su contribución a la cultura estadounidense.
Instituida en 1945 por el presidente Harry S. Truman y renombrada en 1963 por John F. Kennedy, la Medalla Presidencial de la Libertad es el máximo galardón civil otorgado por el presidente de los Estados Unidos. Este honor, reservado a quienes han realizado contribuciones excepcionales a la seguridad nacional, la paz mundial, la cultura, o cualquier otro esfuerzo público o privado significativo, ha sido conferido a líderes en diversos campos, desde las artes y las ciencias hasta la política y los negocios. Entre los galardonados se encuentran figuras emblemáticas como Martin Luther King Jr., Nelson Mandela y Oprah Winfrey, quienes han dejado una huella imborrable en la historia.
Ralph Lauren: la leyenda
Ralph Lauren es un hombre de negocios que no crea tendencias de moda, sino que toda su carrera ha construido personajes con historias de fondo que viven en un mundo imaginado casi como el de una novela rica en detalles, colores y texturas. Ralph Lauren se dedicó a entretejer historias que se pueden llevar puestas. Ese espíritu es lo que ha hecho que su corporación sea exitosa desde hace sesenta años. La ropa es secundaria —él mismo lo ha dicho repetidamente—, lo que vende es un estilo de vida: sus anuncios pueden confundirse con fotogramas de películas; sus tiendas están ambientadas como granjas superelegantes, evidentemente; sus restaurantes te hacen sentir como si estuvieras en un club hípico… aunque nunca hayas estado en uno.
Pero, ejercer continuamente ese agudo talento para crear colecciones que conjuran looks cinematográficos para la vida real no es cualquier cosa. A sus 85 años, Lauren lo sabe bien. Basta ver el documental Very Ralph (HBO, 2019) —dirigido por Susan Lacy y que estrenó en el marco del aniversario 50 de su marca— para comprender la trascendencia de uno de los pocos creadores vivos que pueden presumir de haber contribuido a convertir la moda en una industria global. “No tengo estudios formales en cómo cortar patrones de ropa, pero tengo un buen ojo”, expresa en el documental sobre su talento para hacer estilismo aspiracional de forma natural. “Me inspira todo lo que me rodea. En todos lados veo los inicios de algún concepto”, dice sobre su entendimiento instintivo de que su estética personal también les habla a millones de personas.
Él se enfocó en crear lo que imaginaba y le apasionaba. “Odio la moda. Nunca he seguido las tendencias. He sobrevivido 52 años siendo fiel a mí mismo y no me ha ido mal”. Con ese instinto y gusto por crear personajes que se puedan expresar con prendas atemporales, Ralph Lauren fundó un imperio que ha inspirado el estilo estadounidense durante décadas.
Sinónimo de moda estadounidense
Ralph Rueben Lifshitz, su nombre antes de cambiar a Lauren, a los dieciséis años, estudió economía en la City College de Nueva York y, en 1962, realizó el servicio militar. Desde sus inicios en la moda “Quería hacer algo que me emocionara”, explica Lauren en su sitio web. Ya con tiendas propias y un renombre en la industria, para 1974, el diseñador cumplió un sueño que no sabía que tenía: le encargaron el diseño del vestuario que Robert Redford usó como Jay Gatsby, en el clásico El gran Gatsby. Tres años después, Diane Keaton establecería todo un nuevo estilo, inspirado en Katharine Hepburn y anclado en piezas de Ralph Lauren: el look de Annie Hall, un parteaguas en la moda.
En 1992 recibió de manos de su amiga Audrey Hepburn el reconocimiento al éxito de una carrera del Council of Fashion Designers of America, que celebró su trayectoria al definir un estilo que es inconfundible. Como lo mencionó Hepburn en su discurso de entrega: “Si dices que algo es ‘muy Ralph Lauren’, inmediatamente se entiende lo que se quiere decir. No sólo has creado un concepto total de moda y estilo, sino que, con tu coherencia e integridad, lo has protegido, recordándonos siempre las mejores cosas de la vida. Como diseñador, evocas todas las cosas que más me importan: el campo, las mañanas brumosas, las tardes de verano, los grandes espacios abiertos, los caballos, los maizales, los huertos, las chimeneas y los Jack Russell terrier. Como hombre, te respeto por tu total falta de pretensiones, por tu gentileza, amabilidad, sinceridad, sencillez. Y como amigo, te quiero”, expresando así su cariño por Ralph.
Y porque ni Ralph Lauren es monedita de oro, no ha faltado quien lo califique como un conservador o, simplemente, lo descalifique.Tal vez sea demasiado tradicional, pero también es un pionero al que no le importa ir a contracorriente cuando las circunstancias lo requieren. Fue de los primeros en expandir el estilo inconfundible de sus prendas de ropa hacia divisiones de decoración, perfumes y restauración, y en utilizar un modelo negro en sus campañas.
A pesar de que en 2015 anunció su decisión de bajarse del cargo como consejero delegado de su propia marca, declaró que no sentía que dejara la compañía. Y no lo hizo. En 2018, la firma celebró su aniversario 50 con un desfile monumental en Central Park, durante la Semana de la Moda de Nueva York.
Ralph Lauren, un nombre sinónimo de elegancia y sofisticación, ha dejado una huella imborrable en la industria de la moda. Su reconocimiento con la Medalla Presidencial de la Libertad es un testimonio de su talento, creatividad y contribución a la cultura estadounidense.