El legendario Karl Lagerfeld, director creativo de la casa Chanel desde el año 1982, murió este martes en París a los 85 años de edad tras ser hospitalizado un día antes por causas que aún no han trascendido públicamente. Según medios franceses, como Paris Match y el portal especializado WWD, que se habría puesto en contacto con fuentes cercanas al diseñador, este no habría podido superar el último bache de salud que atravesaba desde hacía unas semanas. El carismático modisto alemán, quien llevaba más de 30 años al frente de la mítica firma francesa, aunque también trabajaba para Fendi y para su propia marca homónima, recibió años atrás el apodo de ‘káiser’ por su carácter visionario y rompedor, así como por los méritos que se desprenden de haber devuelto a la vida a una firma como Chanel que, en los años ochenta, se consideraba algo obsoleta.
A finales del pasado mes de enero, resultó cuando menos sorprendente que Lagerfeld, quien a pesar de su avanzada edad nunca se había perdido un desfile de la más notoria de sus firmas, no hiciera acto de presencia en el gran espectáculo que había preparado Chanel para presentar su nueva colección de alta costura. Fue su colaboradora de confianza y segunda al mando del departamento creativo de la casa, Virgine Viard, quien tuvo que salir a la pasarela a saludar a los invitados allí congregados mientras que la oficina de prensa de Chanel justificaba la ausencia de Lagerfeld con un inoportuno brote de “agotamiento”. “El señor Lagerfeld, director creativo de Chanel, se sentía agotado e indispuesto y por ello le ha pedido a Virginie Viard, directora del estudio creativo de la casa, que le representara durante el evento”, reza el comunicado que emitió la compañía para dar a conocer la noticia. Semejante circunstancia llevó a numerosos expertos y conocedores del sector a especular con la posibilidad de que el diseñador estuviera planificando ya su retirada definitiva, aunque nadie pudo prever en ese momento que los contratiempos físicos que arrastraba acabaran desembocando en su deceso. Cierto es que el propio Lagerfeld ya se había pronunciado de forma indirecta sobre su futuro fallecimiento, pero solo para bromear con el hecho de que su adorada gata Choupette -a la que adoptó en el año 2011- se llevaría buena parte de su fortuna, concretamente todo lo recaudado con sus ingresos publicitarios, en su condición de principal heredera. “Me río de mí mismo [por el cariño que le tengo], pero eso no cambia nada y es muy agradable. No molesta a nadie ni le hace mal. Hay gente que se ocupa de Choupette cuando no estoy y todo eso. Tiene su propia pequeña fortuna, si algo me sucediera, será mi gran heredera. La persona que se ocupe de ella no tendrá problemas de dinero. De los anuncios que ha hecho no he cogido nada, está guardado expresamente para ella. Choupette es rica”, revelaba el diseñador a su paso por el programa de televisión ‘Le Divan’.