Aperturas y transparencias dan vida a vestidos de noche que abanderan la sensualidad de la mujer y le permiten deslumbrar en fiestas de ensueño, en las que se reinventa la magia de la Navidad
Vestido de encaje o de efecto metalizado, esmoquin, pantalones bordados, faldas de tul, trajes de chaqueta y jerséis de punto asumen la responsabilidad de vestir las noches de fiestas. La mujer elige y combina a su gusto para crear un estilismo de etiqueta.
Brillos, tules, organzas y transparencias son el denominador común de los vestidos de noche, patrones largos, en los que tienen cabida líneas evasé, suaves formas y exquisitos detalles de pedrería que perfilan la silueta de la mujer.
Inspirándose en el Art-Decó y la geometría, el diseñador Zuhair Murad propone vestidos fluidos y voluptuosos de gran sensualidad confeccionados con delicados tejidos como el chantilly para abrazar el cuerpo femenino. El azul noche, el granate y el verde se suman al negro para reinventar la magia de los vestidos de fiesta.
El modisto libanés Elie Saab echa mano de la pedrería y paillettes para crear vestidos que recrean el imaginario de las princesas. Los colores de los rubíes, las esmeralda o los zafiros son el punto de partida de los vestidos de los diseños del libanés que reflejan una elegancia atemporal y sencilla. Vestidos monocromáticos marcados en la cintura con un fino cinturón, abiertos en la espalda o con escote asimétrico.
Una propuesta del diseñador libanés Elie Saab
Mientras que el negro y rojo dirigen la colección de Versace, firma que también apuesta por atractivos cortes, sensuales aberturas y transparencias, los estampados felinos y el dorado vertebran las propuestas nocturnas de Jean Paul Gaultier, diseñador que recrea la estética “glam” de la década de los ochenta.
Sin embargo, los tonos pasteles y pálidos brillan en los esculpidos y sutiles diseños de Armani Privé, creaciones que en ocasiones adorna con incrustaciones de cristales Swarovski. Esta firma juega con los volúmenes, volantes, flecos y plumas para dar forma a una delicada colección de vestidos de fiesta.
La diversidad cultura es la batuta que dirige las propuestas de fiesta de Raf Simons para Dior, sobrios modelos que se rematan con escotes palabra de honor y largos por debajo de la rodilla.
Propuesta del diseñador belga Raf Simons para la firma Dior
El damasco y los tejidos de espiga conviven en inquietante armonía en los vestidos de Pierpaolo Piccioli y María Grazia Chiurien, creadores que hoy dan vida a la firma Valentino. Pieles, encajes y brocados proponen una costura sofisticada.
SUTILES COMBINACIONES
Las faldas descienden hasta el infinito. Lánguidas o con texturas vaporosas se alían con los jerséis de lana para vestir a la mujer de noche, una combinación sofisticada que no deja a nadie indiferente, más si se luce con el cabello recogido en un moño y los labios rojos.
Los pantalones pitillo, efecto roll up, corte harem o anchos de caída libre abrazan la noche. Su versatilidad y su capacidad para combinar con blusas, top, jerseys de lana y americanas facilitan la vida a la mujer durante los días de fiesta, además de otorgarles comodidad y rescatarles del manido vestido negro.
Esta temporada el esmoquin vuelve a ser una prenda tremendamente sexy, que habla de elegancia y sensualidad. En negro, blanco o bicolor, esta prenda, compuesta de chaqueta con solapas de satén acabadas en pico y pantalón recto con cinta lateral de satén, camisa blanca, pajarita o corbata, chaleco y fajín, se reinventa en forma levita o vestido cruzado con coquetas asimetrías como se ha podido ver en la colección de Narciso Rodríguez.
En cuanto a los complementos, las plumas darán un toque extra de volumen y glamur al estilismo, ya que derrochan sensualidad y elegancia. Las carteras de mano rígidas, también llamados clutch, plateadas, doradas o con incrustaciones de cristales y piedras resultan ideales para llevar lo imprescindible: barra de labios, teléfono, llaves y tarjera de crédito.