Desde que se casó con el príncipe Harry, Meghan Markle había optado por vestir en conjuntos de color rosa pálido, pero ahora ha decidido hacer un giro en su guardarropa para dar paso a un vestido amarillo brillante para una recepción en Londres, este jueves.
La duquesa de Sussex cautivó con un vestido amarillo canario del diseñador Brandon Maxwell, quien ha trabajado como estilista de Lady Gaga desde 2012. Con este diseño sin mangas, con sutil cuello de barco, falda midi y corte lady, Meghan ha dejado maravillados a todos, y como era de esperarse, los sitios que vendían este modelo ya muestran el letrero de “agotado”. Una vez más, el “efecto Meghan” ha arrasado.
El vestido originalmente lleva un cinturón, pero la nueva royal optó por llevarlo no usarlo y lucir un estilo más suelto. Para un estilo no tan llamativo, combinó con tacones de color clásico en color nude.
Para este día, Meghan optó por su peinado favorito: un moño, el cual llevó a mitad de la nuca y, en esta ocasión, no dejó sus característicos mechones sueltos. El príncipe Harry, mientras tanto, lució guapísimo con un traje azul marino, combinado con una corbata verde oliva. La pareja llegó tomada de la mano a la recepción en Marlborough House, a pesar de que se ha especulado que dejarían de hacerlo después de su matrimonio. Este evento fue de un carácter más relajado, por lo cual pudieron tomar la decisión a favor.
Los duques de Sussex se reunieron con jóvenes líderes de todo el estado en la recepción que marca la culminación del Taller de Liderazgo Juvenil de la Secretaría de la Commonwealth.
