Su talento dejó una marca imborrable en el mundo de la moda y su influencia legendaria se siente aún. “YSL”, el más reciente libro de Roxanne Lowit, revela una faceta interesante del gran diseñador
Pocos diseñadores han sido tan influyentes como Yves Saint Laurent, cuyo nombre es sinónimo de estilo, elegancia y modernidad. Al introducir el esmoquin, el traje de jacket y pantalón para la mujer, el trench y la sahariana, revolucionó el vestuario femenino. Con su fantástica paleta de colores llevó excitación y una nueva vida a la alta costura y dio al mismo tiempo su aire de nobleza al prêt-à-porter, haciendo la moda accesible a una nueva generación.
En efecto: nadie pone en duda el genio del modisto, fallecido en el 2008. Pero el libro de Roxanne Lowit ?una historia fotográfica de Yves Saint Laurent desde 1978, hasta su último desfile, en el 2002? nos habla, sobre todo, del hombre a través de imágenes y de los testimonios de las mujeres que estuvieron cerca de él. Recuerdos tiernos y personales que describen al personaje tímido, pero también cálido, fiel, infantil y generoso.
FOTOGALERÍA: YVES SAINT LAURENT A TRAVÉS DE IMÁGENES
¿Quién es Roxanne Lowit?
?Roxanne estaba allí, aún cuando no se la esperaba. Su mirada aguda siempre era capaz de capturar los misterios más escondidos?, afirma Pierre Bergé, compañero y socio del modisto durante 40 años, en el prólogo del libro titulado, sencillamente, Yves Saint Laurent (Ed. Thames & Hudson). Lowit, que había estudiado historia del arte y diseño textil, comenzó a tomar fotos de sus propios diseños en los años 1970, durante los desfiles de Nueva York, con una pequeña cámara Instamatic. El medio le fascinó a tal punto que, casi de inmediato, dejó de lado sus otras actividades. Poco después, ?cubría? los desfiles en París, donde sus amigas, entre ellas Jerry Hall, la ?colaban? en los backstage. Según Lowit, ?era allí donde todo sucedía?. Felizmente para ella, durante mucho tiempo a nadie se le ocurrió seguirla. De esa manera, fue la única en plasmar esos momentos únicos e íntimos entre modelos y creadores.
En su libro, Lowit comparte esos instantes mágicos con YSL, a quien confiesa haber amado incondicionalmente ?por su pasión por su trabajo, su visión y su capacidad para los detalles”. Lowit se considera privilegiada de haber podido ser testigo de su proceso creativo, de haber sido siempre bienvenida en su backstage y ?de decirle Yves, cuando todo el mundo lo llamaba monsieur Saint Laurent?. La fotógrafa recuerda que a pesar de su extremada timidez, ?en el backstage, Yves estaba en su elemento. Se sentía feliz y confiado?.
Lowit fotografió miles de desfiles y fiestas, y también a las celebridades, pero su trabajo sobre Yves Saint Laurent se destaca por su fuerza visual y su importancia histórica. Pero si bien él fue uno de los más influyentes creadores de su época, no era solo su genialidad lo que inspiraba a la fotógrafa, sino su profunda afinidad con el ser humano. ?Teníamos una relación maravillosa, nos agradaba compartir momentos y nos gustábamos mutuamente. Y fue así desde el primer día?, confiesa Lowit. Las fotos de este libro, dice, son una declaración de amor y de agradecimiento, ?porque era a la vez fuerte y vulnerable, y porque se sentía cómodo y relajado a mi lado; porque tenía confianza en mí y en mi cámara?.
Lowit también gozaba de la confianza del omnipresente Pierre Bergé, quien recuerda en particular una foto de ella que muestra a YSL momentos antes de abordar el Concorde que lo llevaba de Nueva York a París. ?Roxanne apareció súbitamente, puso una maqueta de cartón del Empire State en sus manos y tomó la foto que luego sería tan conocida. Tras haber presentado su obra en Nueva York, en el Museo Metropolitano ?la primera vez que se homenajeaba a un modisto vivo?, Yves quedó inmortalizado besando uno de los más famosos símbolos de la ciudad. Cuento esta anécdota para mostrar que Roxanne estaba siempre allí, aun cuando no se la esperaba...?.
Ellas no lo olvidan
Para que la acompañaran en su homenaje, Roxanne Lowit pidió a las personas que eran muy cercanas a Yves Saint Laurent que compartieran anécdotas e impresiones. Una de ellas, Jerry Hall, recuerda que cuando acababa de llegar de Texas, se encontró desfilando para YSL. ?Fue el comienzo de una gran relación. Agradezco a mi buena estrella por haber trabajado con él durante tantos años?. Desde 1977, año del lanzamiento de Opium, y durante ocho años, Hall fue la imagen del perfume. ?Era un hombre encantador, amable, que quería que todo el mundo a su alrededor estuviera feliz?.
Pat Cleveland, una de las primeras modelos de la raza negra que surgieron a principios de los años 1960, comenta sobre la primera vez que vio a Saint Laurent, en 1971, y como en un instante quedó ?deslumbrada? por ese hombre ?fino, delgado y refinado?. Ese mismo año, Saint Laurent le pidió que desfilara para él. Cleveland recuerda la impresión de llegar a hacer las pruebas en su salón, atravesar las grandes puertas, subir por la escalinata de mármol, pasar junto a los sillones de terciopelo rojo y las columnas doradas, para llegar a la cabina, tapizada de espejos e iluminada por cientos de bombillas, y esperar a monsieur. ?Cuando él entraba, todo cobraba vida, era como algo mágico?, dice. Según la exmodelo, se sentía ?en el paraíso solamente por estar cerca de él?. Sin duda, YSL tenía un aura.
Paloma Picasso también habla de su aura. ?Todos los que conocían a Yves caían bajo su encanto?, dice, y ?la persona que se le acercaba deseaba ser su favorita?. Paloma recuerda cuando se conocieron: ambos eran demasiado tímidos para dirigirse la palabra, lo que no impidió que naciera entre ellos una gran amistad. Saint Laurent admiraba la originalidad de Paloma para vestirse. Una noche, ella llevaba un turbante de los años 1940, que despertó la imaginación del modisto y los recuerdos de su propia madre en Oran, Argelia, durante los años de guerra. ?Al día siguiente, comenzó a diseñar regios vestidos con hombreras y abrigos de piel?, recuerda Picasso. Fue el origen de la colección Años 40, que provocó un enorme escándalo. Los críticos lo acusaron de darle glamour a una época dolorosa y de evocar a las mujeres que entonces fraternizaban con el ocupante alemán.
Pero el escándalo solo contribuyó a aumentar su notoriedad. Sus amigas siguieron siendo sus amigas, como sus inseparables Loulou de la Falaise y Betty Catroux, y sus clientas continuaron demostrando su lealtad y admiración. Catherine Deneuve, quien vestía de YSL tanto en sus filmes como en su vida, recuerda que se sentía ?muy especial? con sus creaciones. Si al principio su relación era básicamente profesional, la frecuencia con que se veían para las pruebas los acercó y una gran amistad nació entre ellos. ?Su timidez era inocente, como la de un niño y como un niño quería divertirse... Tenía un gran sentido del humor?, recuerda.
Lucie de la Falaise, sobrina de Loulou ?musa y confidente de YSL, quien falleció en el 2011? comparte su primer recuerdo del modisto, cuando ella tenía 4 años y él le ofreció hacerle ?un vestido de hada?. Fue un momento que nunca olvidó. Más adelante, Lucie desfiló el vestido de novia en muchas ocasiones, lo que dio lugar a numerosas pruebas y a momentos de intensa felicidad. ?El sabía lo que el vestido necesitaba o no necesitaba. Era magia en acción, una sensación verdaderamente increíble?.
YSL el modisto elevó la alta costura al rango de arte. YSL el hombre, cultivó la amistad y dejó un sinnúmero de amigos y devotos. YSL el libro ofrece imágenes y recuerdos que permiten conocer un poco más al más secreto de los creadores...