Jean Paul-Galtier es uno de los diseñadores de moda que ha logrado impregnar su estilo dentro y fuera de las pasarelas, pues sus diseños no se limitan solamente a los desfiles o colecciones, y ha incursionado también en la industria del cine con icónicos vestuarios que, a la fecha, siguen siendo recordados y recreados por algunos.
Pero antes de hablar de su trabajo en la industria cinematográfica, también es necesario abordar cómo fueron sus inicios, pues ello definiría muy pronto su estilo durante el resto de su carrera. El francés no tuvo una formación como diseñador, pues no asistió a una escuela de moda como tal, pero en su lugar usó su talento y creatividad, enviando sus dibujos a diseñadores famosos.
Su capacidad y talento impresionó a Pierre Cardin, quien le ofreció un trabajo de media jornada en 1970, contratándolo como asistente, siendo este su primer acercamiento con el mundo de la alta costura.
Así pues, poco a poco comenzó a hacerse de reconocimiento y tras haber trabajado con diversas casas de moda, en 1976 lanzó su primera colección individual, y con el tiempo encontraría su propio estilo, el cual ya era muy evidente para 1981. De hecho, era llamado el enfant terrible o ‘chico rebelde’ de la moda francesa por su irreverencia, la cual se refleja en sus creaciones.
Mientras que sus colecciones estarían basadas en ropa callejera y en la cultura popular. De ahí es comprensible que haya saltado a diseñar el vestuario para importantes proyectos cinematográficos.
Gaultier, un revolucionario de la moda en el cine
Su estilo irreverente e inusual, de algún modo, lo acercó con el séptimo arte y también a la música. Incluso, llegó a crear el vestuario de más de una decena de películas y espectáculos.
Entre las cintas en las que creó el diseño de vestuario está El Quinto Elemento, así como varias producciones de Pedro Almodóvar, como La piel que habito, con quien ha reconocido que se ha sentido muy cómodo trabajando.
Respecto a la película protagonizada por Bruce Willis y Milla Jovovich en 1997, Jean Paul tuvo la tarea de materializar más de mil atuendos coloridos, vanguardistas y ostentosos, como las icónicas vendas blancas de Leeloo o el animal print de Ruby Brod. Algo muy diferente para las películas futuristas de ese entonces, en las que predominaba un estilo neutro.
Por otro lado, el diseñador francés también ha hablado de cómo la ropa y el cine están íntimamente relacionadas, sobre todo, hablando de cómo la ropa característica del viejo oeste, como los largos abrigos, se hicieron una moda. “Se convirtió en una moda porque al cine también le corresponde a esa evolución del tiempo, como sucede con la moda”, según recoge La Vanguardia.