Son muchos los que han explorado distintos caminos: desde ópera y pop, hasta cómics y videoclips
Coco Chanel no solo fue una precursora por su audaz renovación de la moda femenina, sino también porque muy tempranamente incursionó en el diseño para el teatro y el cine. En 1924, ella creó para los Ballets Rusos de Diaghilev el vestuario de la obra Le Train Bleu. (El telón de fondo lo pintó Picasso.) Cuatro años después, mademoiselle Coco diseñó los trajes para otra producción de Diaghilev: Apollo, con música de Igor Stravinsky. En los años 1930, los directores de cine acudieron a ella para que creara el vestuario de varios filmes que hicieron época, entre ellos The Blood of a Poet, de Jean Cocteau, y The Rules of the Game, de Jean Renoir. De entonces a la fecha, siguiendo el ejemplo de Chanel, son muchos los diseñadores que han probado suerte más allá de las pasarelas y han explorado distintos caminos: desde ópera y conciertos de música pop hasta cómics y videoclips.
Chanel diseñó para los ballets rusos de Diaghilev el vestuario de la obra Le Train Bleu
DIOR, GIVENCHY Y LA MAGIA DEL CINE
Christian Dior y Hubert de Givenchy estuvieron entre los primeros famosos de la alta costura francesa en vincularse a la industria del cine.
Christian Dior empezó a diseñar vestuarios para el séptimo arte a principios de los años 1940. Un dato curioso: aunque las seis primeras películas en que parti- cipó tuvieron directores diferentes, en todas ellas la protagonista fue Odette Jo- yeux, una popular actriz de aquella época. Dior también trabajó en filmes tan importantes como Le silencie est d?or (1947), Les enfants terribles (1950) y Sous le ciel de Paris (1951). En 1953, creó el guardarropa que lució Jennifer Jones en Indiscretion of an American Wife, y en 1956, el de Olivia de Havilland en The Ambassador?s Daughter.
En cuanto a Givenchy, llegó al cine de la mano de la radiante Audrey Hepburn, quien inmortalizó sus creaciones en Sabrina (1954), Funny Face (1957), Breakfast at Tiffany?s (1961), Charade (1963) y How to Steal a Million (1966). En 1960, Givenchy diseñó el vestuario de dos películas rodadas en Francia: Crack in the Mirror, con Juliette Greco y Orson Welles, y Once More, with Feeling!, con Yul Brynner y Kay Kendall.
Audrey Hepburn con el famoso vestido que Givenchy le hizopara la película Breakfast at Tiffany’s
El “ZAR” LAGERFELD
En el 2009, la prestigiosa compañía londinense English National Ballet se enriqueció con el talento de Karl Lagerfeld, quien diseñó un tutú para que la prima ballerina Elena Glurdjidze, de origen georgiano, lo usara en su interpretación de The Dying Swan. La confección del “tutú de Chanel” ?elaborado con una enorme cantidad y variedad de plumas? demandó 100 horas de trabajo de tres expertas costureras. Antes de utilizarlo en las funciones en el teatro Sadler?s Wells y en la Catedral de St. Paul, en Londres, y en el Gran Teatro del Liceu, de Barcelona, la Glurdjidze lo lució cuando bailó la breve obra en un escenario fuera de lo común: el salón Haute Couture de la mansión Chanel en París.
A lo largo de su carrera, Lagerfeld ha dado pruebas de ser un diseñador de grandes ambiciones artísticas. En el 2008, creó el vestuario que usó la diva Renée Fleming para cantar Manon en la noche de gala con que el Metropolitan Opera House, en New York, celebró el inicio de su temporada número 125.
En el cine, directores como Pedro Almodóvar y Franco Zeffirelli se han apo- yado en su talento: el primero de ellos hizo que Lagerfeld vistiera a Victoria Abril en Tacones lejanos (1991), y el segundo, a Fanny Ardant en Callas Forever (2002).
CARDIN Y SAINT - LAURENT
Cuando todavía era un joven desconocido, recién llegado a París, Pierre Cardin trabajó en el cine, bajo las órdenes de Jean Cocteau, realizando los fantasiosos vestuarios de su película Beauty and the Beast (1946). Un año después, su vida cambió cuando entró a trabajar en la Casa Dior. En 1950, fundó su propia firma... y lo demás es historia. Pero Cardin nunca olvidó su pasión por el cine, y diseñó el vestuario de películas como Princess of Clèves (1961), con Marina Vlady y Jean Marais. También diseñó el vestuario de tres películas que tuvieron como protagonista a Jeanne Moreau: Bay of Angels (1963), Mata Hari, Agent H21 (1964) y The Immortal Story (1968).
La actriz Jeanne Moreau con un vestuario de Pierre Cardin
La gran admiración de Pierre Cardin por la prima ballerina rusa Maya Plisetskaya lo llevó a diseñar para ella el vestuario de sus ballets Anna Karenina, The Seagull y Lady with a Little Dog, estrenados en 1972, 1980 y 1985, respectivamente.
Diseños de Pierre Cardin para el ballet The Sick Rose
Por su parte, el gran Yves Saint- Laurent vistió en la gran pantalla a estrellas como Jean Seberg, Leslie Caron, Romy Schneider, Candice Bergen y Claudia Cardinale, pero convirtió a Catherine Deneuve en su adorada musa. Como era un gran amante del teatro, diseñó muchos vestuarios y decorados para la escena dramática y para espectáculos de music hall. Saint-Laurent solía decir que el teatro era la principal fuente de inspiración para sus colecciones de moda. Y, sorpréndanse, ¡también escribió y dibujó un cómic, titulado La vilaine Lulu, que se editó en 1967!
Yves Saint-Laurent revisa el vestuario del coreógrafo Roland Petit
ARMANI Y VERSACE
Otro maestro que ha desplegado su talento en distintos campos es Giorgio Armani, quien además de diseñar para películas como The Comfort of Strangers (1990) y The Object of Beauty (1991), vistió espectacularmente al bailador de flamenco Joaquín Cortés en sus espectáculos. Gran amante del bel canto, Armani ha diseñado el vestuario de las óperas Elektra (1994), de Strauss; The Tales of Hoffmann (1995), de Offenbach; Cosí Fan Tutte (1995), de Mozart, y Rigoletto (2000), de Verdi.
Creación de Armani para Joaquín Cortés
“El teatro es mi verdadero amor”, decía a menudo el gran Gianni Versace. Y sin descuidar sus originales colecciones, diseñó las óperas Don Pasquale (1984), de Donizetti, y Salomé (1987), de Strauss, en el exigente escenario de La Scala de Milán. También mantuvo una larga colaboración con el coreógrafo Maurice Béjart, para quien creó ballets como Leda and the Swan.
EL INQUIETO GAULTIER
Cuando los directores franceses Marc Caro y Jean-Pierre Jeunet preparaban su película The City of Lost Children (1995), sabían que para que esa historia surrealista tuviera éxito era indispensable contar con el apoyo de un diseñador de vestuario de gran imaginación. Su decisión fue inmejorable, pues reclutaron a Jean Paul Gaultier. Otro tanto hizo el realizador Luc Besson al filmar su delirante película de ciencia ficción The Fifth Element (1997): Gaultier vistió con un look ultrafuturista a Bruce Willis, Milla Jovovich, Gary Oldman y Chris Tucker.
También Madonna sacó partido de la fantasía de Gaultier. El brassiere cónico que usó en su gira de 1990 Blond Ambition se volvió un icono. Más tarde, en el 2006, la estrella pop y el diseñador volvieron a colaborar para su Confessions Tour.
Brassiere diseñado por Jean Paul Gaultier
Pero Gaultier no solo ha incursionado en las industrias del cine y de la música. Entre 1983 y 1994 diseñó el vestuario de 12 ballets contemporáneos con coreografía de Régine Chopinot. También realizó ?junto a Anna De George? los diseños de la transgresora versión del ballet Nut - cracker estrenada en el 2000 por el Ballet de Lausana, con coreografía de Béjart. En el 2008, fue reclamado por los Staatsballets de Berlín para diseñar el ballet Snow White, con música de Gustav Mahler y coreografía de Angelin Preljocaj.
LACROIX, TOM FORD Y OTROS “AVENTUREROS”
Pocos artífices de la moda tienen la versatilidad de Christian Lacroix. En 1995 ganó el premio Molière por sus diseños por la obra Phèdre, de Racine, llevada a escena por la Comedia Francesa. Otros de sus triunfos en el teatro han sido Othello, de Shakespeare, y Les enfants du Paradis, de Prévert. Ha creado, además, el vestuario para óperas como Carmen, de Bizet, y Eliogabalo, de Cavalli, y para ballets como Scheherazada. En el 2007 hizo los trajes de Cyrano de Bergerac para un telefilme francés y dos años más tarde colaboró con el director taiwanés Tsai Ming-liang en su película Face. Como si fuera poco, ha ilustrado libros, entre ellos Pêle-mêle, escrito por Patrick Mauriès. Y Madonna también acudió al talentoso Christian Lacroix en busca de un corsé sorprendente: el que utilizó en su Re-Inven-tion World Tour, en 2004.
Exposición de los trajes que Christian Lacroix hizo para la Opera Garnier, en parís
En cuanto a Tom Ford, en el 2009 incursionó en la ópera al crear el vestuario del montaje de The Letter, de Paul Moravec, por The Santa Fe Opera. Ese mismo año produjo, escribió y dirigió la película A Single Man, con Colin Firth encabezando el elenco. (Sin embargo, prefirió contar en su equipo creativo con Arianne Phillips como diseñadora del vestuario.)
Imposible abarcar todas las aventuras que han protagonizado los grandes de la alta costura más allá de las pasarelas. Unos pocos ejemplos más: el recordado Alexander McQueen diseñó la portada del disco Homogenic, de Björk, y creó vestuarios para Lady Gaga en su videoclip Bad Romance... Emanuel Ungaro vistió a Gena Rowlands en el thriller Gloria (1980)... Roberto Capucci hizo el vestuario de la ópera Norma, de Bellini, en 1986... Narciso Rodríguez diseñó el vestuario del ballet Morphoses, del coreógrafo británico Christopher Wheeldon... Giles Deacon fue invitado por el English National Ballet para crear el tutú del cisne negro, del ballet Swan Lake... Stella McCartney se hizo cargo del vestuario de Gwyneth Paltrow y Jude Law en la película Sky Captain and the World of Tomorrow... No cabe duda: para los diseñadores talentosos, no existen fronteras creativas.
Alexander McQueen diseñó la portada del disco de Björk