Además de tener los ojos bien puestos sobre el festejado del día, el príncipe Louis, también fue Meghan Markle uno de los centros de atención en la ceremonia del bautizo del tercer hijo de los duques de Cambridge. Para la ocasión y para caminar al lado de su guapo esposo, la duquesa de Sussex eligió un sencillo, pero elegante vestido color verde oliva.
El diseño de Meghan, de 36 años, estuvo a cargo de Ralph Lauren, el cual combinó con un sombrero a juego, de Stephen Jones. El vestido, de corte ajustado, era de escote de barco, el cual se ha convertido en un toque distintivo de la exactriz; y también se ceñía alrededor de la cintura con un delgado cinturón. La duquesa complementó el look con zapatos de ante de la misma tonalidad, junto con un pequeño clutch cuadrado, así como un par de guantes de cuero verde, los cuales llevaba en la mano.
El lugar donde se celebró el bautizo de Louis también tiene un significado especial para Meghan, ya que también fue bautizada y confirmada ahí el pasado marzo, dos meses antes de casarse con el príncipe Harry. Markle también fue bautizada por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, quien presidió el servicio de este lunes, y con quien se vio intercambiar saludos y sonrisas. Hoy marca la primera aparición pública de los recién casados con su sobrino Louis, quien no asistió a su boda en el Castillo de Windsor en mayo. Aunque algunos pensaban que Harry y Meghan estarían entre los padrinos de Louis, los duques de Cambridge eligieron amigos cercanos y a familiares no tan directos.
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