Antes de que Alexa Chung, Sienna Miller y Cara Delevingne conocieran el concepto de “it girl”, Chloë Sevigny ya lo era
Actriz, musa, diseñadora y figura de la escena neoyorquina, tiene el estilo en la piel y una manera muy suya de desafiar los convencionalismos. Un nuevo libro titulado Chloë recorre su vida y sus looks a través de sus fotos favoritas: una buena ocasión para descubrir sus facetas personales más singulares
En 1992, cuando tenía 18 años de edad, Sassy, una revista para adolescentes ahora desaparecida, proclamó a Chloë Sevigny la it girl del momento. Al año siguiente, en un artículo de siete páginas titulado La escena de Chloë, el semanario estadounidense The New Yorker la calificó sencillamente como ?la chica más cool del mundo?. Poco después, la revista Vogue americana la catapultó a la categoría de ?icono de moda?. Todo esto llevó a The New York Times a preguntarse: ?¿Qué es lo que tiene Chloë Sevigny que ante ella el mundo de la moda parece una jauría de perros aullando a la Luna llena??.
Si eso se le hubiera subido a la cabeza, ¿quién podría habérselo reprochado? Si esa atención masiva la hubiera empujado a tomar malas decisiones ?a-lo-Britney Spears?, nadie se habría sorprendido. Pero eso sería desconocerla. Chloë Sevigny puede ser la reina de las it girls, la más cool y ser, aun hoy a los 40 años, un icono de moda, pero nunca ha dejado de tener los pies sobre la tierra ni de manejar su carrera con buen criterio.
O en todo caso, el suyo.
MODELO, ACTRIZ E IT GIRL
Hay quienes la conocen desde hace poco, gracias a sus roles en televisión, como Big Love, donde interpreta a la segunda mujer de un polígamo o American Horror Story, series de enorme éxito. Otros la admiran por sus actuaciones en filmes como American Psycho, Melinda and Melinda (de Woody Allen), Dogville (de Lars von Trier) o Boys Don?t Cry, que le valió una nominación al Oscar como Mejor Actriz de Reparto. Muchos saben de sus colaboraciones con Opening Ceremony, marca favorita de las fashionistas no convencionales, y una inmensa mayoría la reconoce por sus frecuentes apariciones en revistas y páginas web de moda, por su estilo de vestir único e inimitable, en fin... por haber sido y seguir siendo ?a pesar suyo? una it girl. ?Nunca me gustó esa etiqueta, no me parece correcta, es como referirse a alguien como ?chica modelo? o ?niña rica? o ?belleza americana?. Es limitador?.
En todo caso, en el despiadado universo de la moda, es extremadamente raro para cualquiera mantener ese estatus durante más de un par de años, y lo es aún más cuando no se trata de una it girl que se muestra en clubes e inauguraciones vestida a la última. Chloë, desde hace más de 20 años, es una musa del ambiente creativo neoyorquino y una marcadora de tendencias.
FOTOGALERÍA: MOMENTOS DE CHLOË SEVIGNY
UN CAMINO NO CONVENCIONAL
Chloë pasó su infancia y adolescencia en Darien, Connecticut, Estados Unidos, un enclave de las ricas dinastías de la alta burguesía estadounidense, en el seno de una familia de clase media. Su padre murió cuando ella era muy joven. Siendo adolescente, ganaba unos dólares barriendo las canchas de tenis del club al que su familia no podía pertenecer. Era rebelde y solitaria y, en muchas maneras, una outsider. Su única actividad extraescolar era practicar skateboard con su hermano Paul y su grupo de amigos. El resto de su tiempo libre lo pasaba en su habitación, escuchando música y... cosiendo. ?No tenía nada mejor que hacer, así que me hacía mi ropa?, recuerda. Lo que no se hacía, lo compraba en tiendas de segunda mano. La moda tradicional no le interesaba y rara vez miraba las revistas femeninas. Lo que le fascinaban eran las portadas de los discos. Las cantantes Marianne Faithfull y Blondie eran sus ídolos.
En su cuarto, Chloë también soñaba con Nueva York, una ciudad cercana y, a la vez, muy distante, a donde iba cada vez que podía. En una de esas escapadas fue detectada por Andrea Linett, la editora de moda de la revista Sassy (y actual directora artística de eBay Fashion ) en una calle del East Village. Impresionada por su estilo tan peculiar ?algo así como preppy-punk ? le pidió que modelara para la revista. Más adelante, Chloë trabajó como interna. Ya entonces ejercía una fuerte fascinación entre sus contemporáneos. Era un poco el flautista de Hamelín con todos los chicos siguiéndola por la calle. En cuanto a su estilo, nunca parecía que se esforzara, en ella todo era natural. Mucha gente tiene estilo, pero es aburrida. Ella, aburrida, nunca lo fue.
Apenas terminó la secundaria, se instaló en Brooklyn. Gracias a Linett conoció al grupo Sonic Youth, que le ofreció protagonizar su video. Por su hermano conoció al joven guionista del filme Kids. En este debutó en el cine y le valió su primera nominación: la de los Independent Spirit Awards como Mejor Actriz de Reparto. Tanto el video como el filme se convirtieron en iconos de su generación y Chloë, con ellos. Musa del cine de vanguardia y también de la escena musical neoyorquina, apareció en videos y portadas de álbumes. Su estética, muy influenciada por la música y su extravagante y poco convencional sentido de la moda, llamó la atención de las revistas independientes y de los mejores fotógrafos, entre ellos, Juergen Teller, quien la eligió para la campaña de Miu Miu realizada en 1996.
En el cine, podría haber aceptado los papeles que le ofrecían en comedias románticas con finales felices, pero en cambio eligió roles difíciles en películas menos comerciales como American Psycho, Dogville, Zodiac o la casi inmencionable The Brown Bunny, de Vincent Gallo, donde interpretaba una escena de sexo crudamente realista.
En la moda tampoco eligió el camino más lógico. Curiosamente, explica que siempre se vistió ?para entretener?. ¿Para entretener? Dice con humor que se trata de usar ?algo inusual para distraer la mirada de mi rostro, el truco más viejo del mundo?. Ciertamente, no es bella en el sentido convencional de la palabra. Su mandíbula es prominente y su frente, muy ancha, pero es sensual y la cámara la adora.
CHLOE BY CHLOE
Las admiradoras de Chloë Sevigny se deleitarán con Chloë (Ed. Rizzoli), un libro de fotos suyas a través de los años y una crónica muy personal que ilustra la evolución de su estilo de teenage skater a sofisticada actriz y diseñadora. Algunas fueron tomadas por compañeros de escuela, otras por los mejores fotógrafos. Pero si sus amigas, la guitarrista Kim Gordon y la actriz Natasha Lyonne, escribieron el prólogo y el epílogo, la voz de Chloë solo ?se escucha? a través de las imágenes. ?En esta época de Internet, con tantas fotos malas de los paparazzi, es una manera de reclamar mi imagen y mi identidad?, dice.
COOL SIN ESFUERZO
Inevitablemente, desde hace años Chloë figura en las listas de las mejor vestidas. Si bien hoy recorre la alfombra roja en Chanel, Prada, Lanvin, Valentino, Miu Miu o Proenza Schouler, su look casual es made in Chloë, con su mezcla de boinas, botines, minúsculas faldas, medias tres cuartos, jackets masculinos y shorts. Fue ese estilo el que sedujo a Opening Ceremony, que le ofreció una primera colaboración en el 2008. Lo que debía ser una colección ?cápsula? se convirtió, desde entonces, en una asociación recurrente. ?Mis diseños son realmente muy egoístas, porque todo lo que propongo es lo que me gustaría usar yo y de hecho, lo uso?, dice. En todo caso, responden a su premisa: cool sin esfuerzo. Para la temporada primavera-verano 2015 creó una colección que ella llama nerdy sexy: son piezas que evocan el toque personal que asoma detrás de los uniformes. ?Me inspiré en las niñas de la escuela católica Grace Church en mi barrio, a quienes suelo ver pasar y siempre puedo detectar la personalidad de cada una bajo el uniforme?. Hace poco le propusieron una fortuna para lanzar una marca destinada al público masivo, pero ella la rechazó. ?Habría sido grosero de mi parte. Quiero que la ropa sea una extensión de mí misma, de quien soy yo y de mi carrera. Y no creo que mi estilo sea exactamente masivo?, dice.
FOTOGALERÍA: MOMENTOS DE CHLOË SEVIGNY