Son muchos los ingredientes que existen actualmente en los productos de skincare, pero sin duda, aquellos que se obtienen de la naturaleza, siguen siendo los más apreciados. En este caso, las flores juegan un papel importantísimo por algunos de sus increíbles beneficios para el cuidado de la piel.
Caléndula
Se trata de una planta originaria de la región mediterránea, la cual produce flores brillantes y soleadas. Su extracto no tiene olor, pero sí posee propiedades antioxidantes, calmantes y reductoras de rojeces. Por lo que se emplea en tratamientos para pieles sensibles, con presencia de acné o incluso con irritaciones.
Camelia Roja
También se conoce como Tsubaki y es nativa de Corea, China y Japón. Su flor tiene propiedades revitalizantes, antioxidantes y calmantes. La aplicación tópica de su extracto protege a los fibroblastos del daño oxidativo, intercepta las enzimas que degradan el colágeno y aumenta la presencia de varias enzimas antioxidantes.
Orquídea Azul
Forma parte de una de las familias más diversificadas del mundo vegetal, presentes en casi todo el planeta. En Asia son símbolo de belleza femenina y en Japón de longevidad. Pero en la cosmética son apreciadas por sus propiedades emolientes. El extracto de esta variante francesa es revitalizante y tonificante.
Rosa de Damasco
Es una rosa híbrida, derivada de la gallica y la moschata. Su esencia es alta en polifenoles (más del 20%) y flavonoides, los cuales son valorados por su acción antiinflamatoria, que se traduce en un efecto antienvejecimiento. Además, potencia la luminosidad de la piel.
Lavanda
Pertenece a la familia de la menta, es conocida y apreciada por sus cualidades antisépticas y antibacterianas. Su aceite esencial ayuda a normalizar las pieles grasas y sensibles. Su aroma calma el estrés y la tensión. De ahí su uso en tratamientos relajantes o que promueven el descanso.
