Si te gusta tener plantas de interior o exterior con toques tropicales, que te evoquen a la calma de la playa o a la energía de la vegetación con predominantes hojas anchas, la palma de Madagascar será tu consentida.
Cómo es la palma de Madagascar
Curiosamente, ¡no es del todo una palma! Es una planta suculenta con hojas picudas y frondosidad como la de una palma.
Esta planta desarrolla un tronco “hinchado” y grueso, lo que suma a su parecido a la palma que bien conocemos.
Como su nombre indica, es una suculenta originaria del sur de Madagascar con tallo plateado grueso cubierto de espias afiladas y hojas verdes largas. Puede alcanzar hasta seis pies de altura en interiores y 20 pies en exteriores.
Cuidados de la palma de Madagascar
Como buena suculenta, necesita mucho sol, pero puede tolerar luz parcial en los interiores. Si la tienes en tu sala, comedor o recámara, asegúrate de colocarla cerca de una ventana que reciba buena iluminación.
Les gusta mantener la tierra semi seca, casi con las mismas características del suelo de un cactus. Solo dale agua cuando la tierra esté totalmente seca y ten cuidado con regarla durante el invierno porque puede provocar que raíces podridas.
Puedes plantar un grupo de varias palmas muy juntas, o solo uno como un espécimen de un solo tronco. En plantaciones grupales, como con todas las palmeras o plantas parecidas a palmeras, los troncos se arquearán a medida que la planta madure.
Cómo hacer que la palma de Madagascar tenga flores
Cuando la palma de Madagascar está lo suficientemente madura podrás sacarle provecho a las flores que posee —esto es, aproximadamente, a los 10 años de maduración. La mejor época para hacerlo es durante verano: son pequeñas flores blancas, y se dan mejor