Las etiquetas para niños limitan el adecuado desarrollo de la autoestima. Cabe que te preguntes: ¿por qué etiquetas? Porque el cerebro simplifica y categoriza todo para dar significado a lo que te rodea.
Pero ten en mente que tu hijo se comportará de acuerdo a las etiquetas que le pongas porque tú eres su referente.
Como papá y mamá formas, en buena parte, la personalidad de tu hijo: todo lo que le digas acerca de él mismo, él lo piensa como la verdad absoluta porque tú eres su primera fuente de conocimientos en todo aspecto.
Por ello, si describes a tu hijo como “torpe”, “desobediente”, “respondón”, “malo”… él actuará ante determinadas situaciones con ese comportamiento, porque “papá y mamá le han dicho que es así”.
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Los peligros de ponerle etiquetas a los niños
Lo que papá o mamá dicen (cómo, con qué voz, palabras y gestos) ejerce sobre tu hijo un ejemplo que puede persistir hasta la vida adulta.
Es simple: si el niño piensa que es un desastre (egoísta, distraído, agresivo, caprichoso o desobediente), se le dificultará comportarse de otra manera. ¿Por qué? Porque así es como ha aprendido qué es (según tú).
Etiquetar hace que tu hijo crezca inseguro e incapaz de reconocer sus propias emociones y a sí mismo.
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Etiquetas para niños negativas
El niño “desobediente” se siente frustrado porque permanentemente se le llama la atención sobre su comportamiento y suele recibir castigos, gritos y represiones.
Si recalcas su conducta, sólo afianzarás en él la idea de que es así y que no sabe ni puede ser de otra manera.
Para mejorar la convivencia, indaga por qué no obedece a la primera. Como papá, dile las cosas de una forma más constructiva.
Si tu hijo es “caprichoso” (no sabe esperar y quiere todo en un segundo), sufre porque tolera mal la frustración. Ayúdalo a trabajar la ira o tristeza que le produce no tener lo que desea.
Si tu hijo es “travieso”, quiere decir que imaginativo, explorador, valiente, atrevido… sólo ayúdale a entender que su comportamiento puede hacerle daño a los demás y pon límites.
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Etiquetas para niños positivas
Las etiquetas en “positivo” tampoco son siempre buenas. Una cosa es la estimulación positiva, muy necesaria para el desarrollo personal y el logro de objetivos, y otra es crear en el niño la idea de que “es mejor que los demás”.
Es importante que tu hijo entienda sus atributos como naturales; ayúdale a asumir la simpatía, bondad o generosidad para ser amable con hermanos o amigos.
En lugar de etiquetar, mejor:
- Dale más oportunidades
- Préstale más atención
- Estimula su inteligencia
- Ayúdalo a aumentar sus respuestas positivas
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¿Cómo evitar poner etiquetas a los niños?
- No hagas valoraciones sobre su persona, sino sobre las conductas o acciones.
- Reconoce lo que hace bien para fomentar su autoconfianza.
- Explícale la conducta que te gustaría que modificara y cómo puede hacerlo.
- Evita repetirle lo que hace incorrectamente.
- Evita las palabras “siempre” y “nunca”.
- Escúchalo, respétalo y confía en su capacidad de cambio.
- No tires la toalla: tu hijo lo logrará.
- Evita estas frases: “Qué grosero”, “Eres muy llorón”, “Qué lento”, “Ya no eres un bebé”, “Eres un desastre”, “Haces lo que te da la gana”, “Nunca obedeces a la primera”.
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