La cuarentena en América Latina para frenar la pandemia de COVID-19 disparó los pedidos de auxilio de víctimas de violencia doméstica.
Desde la ONU hasta el papa Francisco han pedido atender el drama de las mujeres en medio de la cuarentena, la economía paralizada y las limitaciones para acceder a la justicia. “Con el aumento de las presiones económicas, sociales y del miedo hemos visto un estremecedor repunte global de la violencia doméstica”, admitió el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Las mujeres “a veces corren el riesgo de ser sometidas a la violencia por una convivencia de la cual llevan una carga demasiado grande”.
Violencia doméstica, la otra urgencia de América Latina en cuarentena
“La cuarentena deja a miles de mujeres en un infierno, encerradas con un agresor al que le tienen más miedo que al coronavirus”, dijo a la AFP Victoria Aguirre, representante de la ONG argentina MuMaLá, que lucha contra la violencia de género. En Argentina, 18 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas en los primeros 20 días de cuarentena, que comenzó el 20 de marzo, y los pedidos de auxilio telefónico aumentaron un 39%. La situación se repite en México, Brasil o Chile, donde las acciones del gobierno y de asociaciones civiles son insuficientes para frenar los asesinatos. América Latina registró unos 3,800 feminicidios en 2019, según cifras preliminares, un aumento de 8% respecto al año anterior según el Observatorio de Igualdad de Género de la Cepal.
El miedo en casa
México reportó 983 feminicidios en 2019 y 3,226 mujeres fueron víctimas de homicidios dolosos, según cifras oficiales. El año pasado. el teléfono de emergencias por violencia contra la mujer recibió un promedio de 530 denuncias por día. Desde el 24 de marzo, cuando se inició la cuarentena por COVID-19, “los pedidos de auxilio han aumentado”, dijo a la AFP Nadine Gasman, directora del Instituto Nacional de las Mujeres de México (Inmujeres).
María Salguero, investigadora y creadora de un mapa de feminicidios en México, aseguró que se han producido “unos 200 desde el 24 de marzo, muchos cometidos contra niñas y perpetrados por sus padrastros”. En los primeros días de abril conmovió el crimen de Ana Paola, una niña de 13 años abusada y asesinada a golpes en su casa de Sonora mientras su madre había salido a comprar provisiones.
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Inmujeres solicitó a los jueces retirar al agresor de la casa cuando se haga una denuncia y proteger a la mujer para que no sea ella la que deba salir del hogar. Los pedidos de auxilio aumentaron un 60% en la Red Nacional de Refugios y se incrementó en un 5% la acogida de víctimas.
“Red de justicieras”
En San Pablo, epicentro de los casos de COVID-19 en Brasil, durante los primeros diez días de cuarentena las denuncias aumentaron un 30%. Unas 700 voluntarias conformaron la llamada “red de justicieras”, que brinda asistencia médica, legal y psicológica mediante WhatsApp. En Chile, con cuarentenas selectivas por regiones y bajo toque de queda nocturno, el número de feminicidios reportados (4) es bajo frente al aumento de las denuncias, que en algunas comunas como Providencia, de clase media y alta, crecieron 500%.
En medio de la crisis sanitaria hubo “aumento en el consumo de alcohol, efectos en la salud mental, mayor ansiedad, angustia, depresiones y violencia intrafamiliar”, dijo la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza.
Urgencia
Argentina, cuna del movimiento NiUnaMenos, se vio sacudida por el crimen de Cristina Iglesias y su hija Ada de 7 años, asesinadas por la pareja de la mujer. Hallaron sus cuerpos abrazados enterrados en la casa familiar en Buenos Aires. En otro caso, la policía acudió alertada por vecinos a una casa adonde un hombre atacaba a martillazos a su esposa.
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“Vives con miedo de darle la espalda. Sólo después, cuando afloran los moretones, tomas conciencia de que te podría haber matado”, relató Luciana, de 25 años, sobreviviente a los golpes de su expareja. Ada Rico, de la ONG La Casa del Encuentro, dice que “todos los días abusan, violan o golpean a una mujer en su casa, y el agresor suele ser su pareja o su ex”. “En tiempos normales trabajamos para que lo denuncie, hoy la urgencia es sacarla del hogar. La rapidez puede ser la diferencia entre vivir o morir”, aseguró.