Aquí te damos las razones:
Quejarse es una actitud frecuente entre la mayoría de las personas, un comportamiento que pasa desapercibido porque se volvió parte de la vida diaria sin tomar en cuenta lo mucho que perjudican a su cerebro. Steve Parton, estudiante de la naturaleza humana, afirma que quejarse puede afectar al cerebro, teniendo fuertes repercusiones negativas en la salud mental. Incluso puede ser tan dañino que literalmente causaría la muerte.
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En general, quejarnos de algo lo vemos como una forma de descargar algo que nos disgustó, pero en el cerebro, la historia es otra. De acuerdo con la revista Muy Interesante, el cerebro realiza constantemente una gran cantidad de sinapsis, que se refiere a la manera en la que se comunican y organizan las neuronas, éstas están separadas por un espacio vacío llamado hendidura sináptica. Cada vez que tenemos una idea o un pensamiento, una sinapsis dispara un químico a través de esta hendidura, creando un puente por el que cruzará una señal eléctrica.
Si hay pensamientos negativos habitualmente, condicionamos a nuestro cerebro a ser más pesimista, así que los pensamientos negativos, al ser más frecuentes, vendrán al azar. Es decir, quejarnos a menudo hace que al formar un pensamiento sea más fácil que llegue un pensamiento negativo porque el “puente” hacia el pensamiento positivo será más largo, lo cual conduce a un debilitamiento del sistema inmunológico, aumentando la presión arterial e incrementando el riesgo de padecer enfermedades del corazón, diabetes o incluso obesidad. Es por eso que lo mejor es ver el lado positivo y dejar las quejas a un lado, aunque sea por salud.