Cuando los kilos llegan para quedarse y no hay manera de perderlos, tal vez el problema no radique en tus hábitos, sino en la forma en que conectas con tus emociones
“Me llamaban ‘duquesa de Pork’ y esto me afectaba?, declaró hace poco Sarah Ferguson, exesposa del príncipe Andrés de Inglaterra, famosa por los innumerables escándalos que protagonizó durante su matrimonio. Y esta dura frase abre las páginas de su historia de sobrepeso, que la llevó a una severa depresión, la cual sólo pudo superar una vez que tuvo el valor de enfrentar sus emociones.
Que el peso de una persona se relacione con sus hábitos alimentarios, es una creencia común, pero es más que eso? Experimentar tristeza, ira, envidia, miedo o alegría, pueden ser factores que orillen a comer a pesar a no tener apetito.
“Esta relación se aloja en el inconsciente durante los primeros meses de vida, porque cuando un bebé llora, la madre le brinda amor y alimento para consolarlo. Esta conexión se queda grabada, por lo que llegado el momento, buscamos el bienestar a través de la comida”, asegura el experto. El problema es que si no se resuelven los conflictos emocionales de raíz, el anhelado consuelo nunca llega, pero el consumo desmedido se mantiene y esto se convierte en un círculo vicioso que se traduce en sobrepeso y la incapacidad para perderlo.
La duquesa de York estaba ávida de aceptación. Recuerda que en su infancia, su padre la tachaba de tonta y fea; y al inicio de su relación con el príncipe Andrés, los Windsor la encontraban ordinaria, mientras que tiempo después la prensa y el mundo la juzgaron no por los graves errores cometidos como miembro de la realeza, sino por su marcado sobrepeso.
Los efectos de las emociones
- MIEDO. Experimentarlo de manera recurrente favorece que ganes kilos, porque el acto de comer es un medio para calmar la angustia (la percepción física de esta emoción). Para superarlo, adopta técnicas de relajación; si se trata de fobias o temor incontrolable, el camino es el apoyo psicológico.
- TRISTEZA. Es frecuente que cuando la vives quieras apartarte del mundo, entonces la comida representa el consuelo y afecto que requieres. Una forma de aliviarla es expresar tu sentir, apoyarte en personas que te animen y realizar actividades que te hagan sentir satisfecha.
- IRA. Viene acompañada de culpabilidad y ello provoca que te sobrealimentes para castigarte. ¿Qué hacer? No permitas que la furia se quede contigo, trata de resolverla tan pronto como sea posible; también te servirá practicar ejercicios de combate y de alto impacto, como las artes marciales o danzas africanas.
- ENVIDIA. Es el dolor que causa observar que otros tienen lo que tú no. Atrás de ella hay deseos que colmas con las ansias de comer. El mejor camino a seguir es inspirarte en esos anhelos y canalizar tus esfuerzos para lograr lo que esperas.
- ALEGRÍA. Nace de la satisfacción y se manifiesta con el buen humor, bienestar y placer, pero este último puede ser hacia la comida. Lleva tu bienestar a otros planos como tener nuevos proyectos, y no caigas en la tentación de festejar de modo permanente tu felicidad.
La solución: más que una dieta
Cuando el origen de la obesidad son las emociones; las dietas y el ejercicio no son los únicos elementos a considerar, ya que se corre el riesgo de que si no hay una notable mejoría, esos kilos se recuperen, pues el conflicto no está resuelto de origen.
¿Te sientes identificada? Reconocer si tienes este tipo de sobrepeso requiere de observación para detectar cómo reaccionas ante determinadas situaciones y la relación que guardan con tus hábitos alimentarios, para darles cauce. Hay algunos casos, dice Óscar Galicia, en donde es indispensable el apoyo de un psicólogo.
Sarah Ferguson se armó de valor y se descubrió en ?bancarrota emocional?, así que desde entonces se ha esforzado por trabajar en su interior y fortalecer su autoestima, eso es lo que hoy le permite mantenerse en su talla desde una perspectiva más sana y de autoaceptación, algo a lo que todas nos conviene aspirar.
Cambios que producen bienestar:
Sigue las recomendaciones del psiquiatra francés Stéphane Clerget, autor de Sobrepeso emocional (Urano), para tener una talla saludable e higiene mental a toda prueba.
1. PROCURA TENER UN SUEÑO PROFUNDO Y REPARADOR. Lo contrario favorece los trastornos de ansiedad o depresivos y sus consecuencias.
Además, perturba la secreción de las hormonas que regulan el apetito, como la leptina, encargada de eliminar esta sensación, la cual se segrega durante la noche, y de la ghrelina, la que produce el hambre y se manifiesta en el estado de vigía.
2. DESARROLLA HÁBITOS SANOS DE ALIMENTACIÓN, come con libertad y en cantidades que no superen el tamaño de la palma de tu mano; sobre todo, aprende a escuchar tus necesidades para no caer en los extremos de la búsqueda de la satisfacción total, o de privarte de comida. Esta polaridad sólo te mantendrá con kilos de más.
3. APRENDE A RESPIRAR. La respiración es un medio de comunicación emocional: cuando te ríes exhalas, y cuando lloras inhalas, por lo que se convierte en un mediador entre el cuerpo y el espíritu. La práctica del yoga, natación e incluso el canto son algunas alternativas para empezar a tener conciencia de ella.
4. REALIZAR ALGÚN DEPORTE, bailar o salir a caminar con tu mascota es de gran ayuda. Asegúrate de disfrutarlo, pues el sobrepeso con raíces emocionales es motivado por la frustración y los castigos que te impones.
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