La tecnología digital ha golpeado fuerte a los fotoperiodistas que viven de acechar a las estrellas y amenaza con extinguirlos.¡Y todo porque hemos entrado en la era del ?selfie?!
El plan era tan complicado y encubierto como una estrategia militar. Primero, ella tenía que despistar a todo el que intentara seguirla, conduciendo su auto por calles poco transitadas hasta llegar a la exclusiva zona residencial. Una vez allí, debía bajarse del auto con autoridad, como si viviera en ese reparto de mansiones multimillonarias. Acto seguido tenía que hallar un lugar donde esconderse para no ser observada desde la calle, pero desde donde pudiera saltar, cámara en mano, apenas apareciera su presa. Una vez oculta tras una columna o detrás de un arbusto, su misión era esperar durante horas hasta que Zac Efron, Eva Longoria, Chris Pratt o Madonna asomaran su famosa cabeza.
Eso es lo que cuenta la paparazzo Jennifer Buhl en su libro Shooting Stars: My Unexpected Life Photographing Hollywood?s Most Famous (Tirándoles a las estrellas: mi inesperada vida fotografiando a los más famosos de Hollywood). Y hasta hace muy poco, esa era la vida de los paparazzi, esos persistentes fotógrafos que, como un enjambre armado con cámaras y flashes, persiguen a las celebridades tratando de sorprenderlas in fraganti.
Pero de acuerdo con Jennifer, ya retirada, el negocio de los paps, que es como ellos se hacen llamar, ha dado un giro radical... y no precisamente para bien.
?Unos años atrás, un buen pap podía ganar medio millón de dólares. Cuando yo estaba en el negocio, muchas veces ganaba 10 o 12 mil dólares al mes. Ahora, la mayoría de los paps ganan una fracción de eso. No trates de ser un paparazzo hoy día. No vale la pena?, dice Buhl.
¿EL APOCALIPSIS DE UN TRABAJO?
El periodismo farandulero siempre se ha nutrido del hambre insaciable que tienen los fans por fotos, noticias y exclusivas de sus estrellas favoritas... y mientras más escandalosas, ¡mejor! Es por eso que una foto exclusiva de una celebridad era capaz de añadirle muchos ceros a la derecha a la cuenta bancaria de los fotógrafos, quienes vivían a la búsqueda y captura de esos momentos ?no posados?.
Pero la llegada de los teléfonos celulares con cámaras, los sitios sociales como Facebook y Twitter, y los canales en línea como YouTube han cambiado totalmente las reglas del juego. En la era digital, los paparazzi no tienen el monopolio de la información, pues ésta ha pasado a las manos del público y, lo que es más peligroso para ellos, ¡de las propias estrellas!
En realidad, el cambio empezó a ocurrir cuando algunos famosos decidieron tomar el control de sus exclusivas y comenzaron a vender las fotos de sus bodas, nacimientos y bautizos a la publicación que mejor les pagara. Como lo hicieron Angelina Jolie y Brad Pitt, que vendieron las fotos de sus gemelos Knox y Vivienne en 14 millones de dólares a una publicación estadounidense. Con esta movida, la pareja no solo recaudó dinero para sus caridades, sino que les dieron jaque mate a los paparazzi, que no pudieron competir con sus fotos tomadas ?al vuelo?.
La situación empeoró para los paps con la llegada del teléfono celular, ya que de repente la competencia no estaba en sus colegas, sino en el público, que ahora podía tomar fotos y videos in fraganti de las estrellas para luego subirlos en las páginas de los sitios sociales o en YouTube. De hecho, se ha reportado en el diario The Huffington Post que las fotos de los fotógrafos aficionados a veces logran una mayor distribución en línea que las imágenes tomadas por los profesionales del lente.
SELFIE, INSTAGRAM Y TWITTER
El único valor de una imagen o de un chisme de una estrella radica en su exclusividad; en otras palabras: la idea es publicarla o difundirla antes que los otros medios. Es por eso que la foto de un famoso en un evento público, como la entrega de un premio, no tiene un gran valor para los paps. Pero la cosa cambia cuando se trata de la foto de esa misma estrella en la privacidad de su hogar, cuando da la primicia de su boda o el primer vistazo de una pancita de embarazada.
Entra en escena Instagram, una red social para compartir fotos y videos, que se ha vuelto muy popular entre los famosos. Y es que esta aplicación les permite manejar su información sin tener que lidiar con los medios de difusión. ¿Por ejemplo? Gwyneth Paltrow puede subir una foto de su nuevo peinado y Beyoncé tiene la oportunidad de dar la primicia de su nuevo video musical.
Ahora, cuando un fan quiere conocer lo último de su estrella favorita, puede recibir la noticia a través de Instagram, de la página del famoso en Facebook o seguirlo a través de Twitter, ¡y hasta comunicarse con él! Es por eso que muchas celebridades usan Twitter tanto para anunciar sus próximos proyectos como para desmentir falsos rumores, como suelen hacerlo Ashton Kutcher, Katy Perry y Taylor Swift. La era digital les ha dado a los famosos algo muy poderoso: la capacidad de comunicarse directamente con el público. Y al proveerles una constante fuente de imágenes y noticias a sus seguidores, ellos han provocado un cambio sísmico en el negocio de los paparazzi porque, poco a poco, están eliminando al intermediario.
EL PODER DEL ESCÁNDALO
A pesar de todo esto, aún es muy pronto para llorar por la extinción de los paps. Siempre queda espacio en la agenda para el escándalo. Sí, es cierto que un famoso puede vender las fotos de su boda o ?tuitear? con sus fans, pero ninguno, por muy sediento que esté de publicidad (con excepción de una familia marcada por la letra K), va a orquestar la difusión de un escándalo.
Es en este campo que los paparazzi pueden seguir haciendo un buen negocio. Uno de los mejores ejemplos de esto fue el caso de Kristen Stewart. Las imágenes tomadas por un paparazzo que captaron la infidelidad de Kristen (quien en esos momentos era novia de Robert Pattinson) con Rupert Sanders, el director de su filme Snow White and the Hunstman, aparecieron en las portadas de varias publicaciones. Esas fotos dejaron muy claro que el escándalo sigue vendiendo como el primer día. ¿Quiere esto decir que ahora los paparazzi se van a volver aún más agresivos en busca de la noticia ?caliente?? ¿Y qué decir de los drones, esos aparatos voladores que toman fotos aéreas? Guiados por radio por los paparazzi, se han convertido en los intrusos más temidos de Hollywood, con sus cámaras y grabadoras de video que sobrevuelan los retiros privados de las estrellas y son capaces de tomar imágenes a través de las ventanas de los dormitorios. Recientemente California pasó una ley que les prohíbe a los paparazzi usar esos aparatos para tomar fotos de las celebridades, pero... ¿será aplicada esa ley? Si se juzga por el impacto que ha tenido la legislación (propuesta por Halle Berry y Jennifer Garner) que les prohíbe a los paps tomarles fotos cuando están con menores de edad, su efectividad es debatible.
?Cuando nos toman fotos con nuestros hijos, mi esposo y yo les decimos a los fotógrafos: ?No puedes hacer eso, es ilegal?. Y ellos insisten: ?No, no lo es?. Y cuando lees la ley, no lo es?, asegura Drew Barrymore. O sea, que cuando se inventó la ley también se inventó la trampa, y los paps siempre hallarán la forma de salirse con la suya.
Sin duda, los paparazzi tendrán que buscar nuevas formas de proveerles a los fans material exclusivo de sus estrellas favoritas. La pregunta es: ¿qué métodos usarán para lograrlo? No es una exageración afirmar que los avances en la tecnología digital ocurren casi a diario y que las leyes aún no están a la par de ellos. ¿Se abre o se cierra el mundo para los paparazzi? Eso aún está por verse.