La terapia del grito propone que la expresión vocal intensa puede ser una herramienta terapéutica poderosa. Al liberar un grito, las personas pueden experimentar una catarsis emocional, liberando tensiones acumuladas y confrontando emociones reprimidas.
Popularizada en los años 70 por Arthur Janov, esta práctica generó controversia en su momento, sin embargo, estudios sugieren que la vocalización intensa puede tener efectos beneficiosos para la salud mental. La Primal Scream Therapy asegura que los problemas de salud física y mental de una persona se deben a dolores reprimidos del pasado y sólo aceptándolos se puede continuar en la vida. La manera de soltarlos es a través de gritos.
¿Cómo es una sesión? Antes de la sesión, se requiere un período de aislamiento para intensificar la experiencia emocional. Durante la terapia individual, el paciente, en un estado vulnerable, expresa sus emociones, especialmente las negativas, bajo la guía del terapeuta. Un ejercicio común consiste en dirigir el grito hacia una silla vacía que representa una figura significativa.
Aunque la terapia del grito puede ser efectiva para algunas personas, proporcionando una catarsis emocional, su validez científica es objeto de debate y no se recomienda para todos, especialmente para aquellos con trastornos psicóticos o problemas cerebrales. La terapia en grupo, aunque menos común, también se puede emplear como complemento a las sesiones individuales.
Beneficios de gritar
¿Quién la necesita? Si tu mal humor sube muy rápido por circunstancias que no lo ameritan o sientes tensión constante, podrías tener ira reprimida. “Los gritos son la salida del enojo universal o de dolores no conscientes que se expanden por todo el sistema, afectando órganos y comportamientos”, asegura Janov.
Investigadores de la universidad de Keele, en Inglaterra, hicieron un experimento de tolerancia al dolor y constataron que las palabras fuertes tienen un poder analgésico y ante el sufrimiento, gritar es un alivio.
La expresión vocal intensa, como el grito, puede ser una herramienta para gestionar el estrés y promover el bienestar emocional. Al liberar tensiones acumuladas, el grito activa mecanismos fisiológicos que promueven el bienestar emocional. La liberación de endorfinas y serotonina, neurotransmisores asociados con la felicidad y la calma, contribuye a reducir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo. Esta respuesta fisiológica, similar a la que se experimenta después del ejercicio físico, puede contribuir a una sensación de calma y relajación.
Riesgos terapéuticos
A pesar de su popularidad para liberar tensiones, esta terapia carece de un sólido respaldo científico que demuestre su eficacia como tratamiento para trastornos mentales. Si bien algunos individuos reportan beneficios a corto plazo, la normalización del grito como mecanismo de afrontamiento podría reforzar patrones de comportamiento poco saludables y exacerbar problemas subyacentes.
Esta terapia ha sido criticada por su enfoque excesivamente centrado en traumas pasados y emociones negativas, lo que puede llevar a una visión reduccionista de la experiencia humana. Al ignorar aspectos positivos y recursos personales, esta terapia podría limitar la capacidad del paciente para desarrollar estrategias de afrontamiento más saludables. Es crucial considerar que la expresión de emociones negativas debe ir acompañada de un proceso terapéutico más estructurado, como la terapia cognitivo-conductual, que aborde las causas raíz de estas emociones.
El grito, cuando se realiza de manera consciente y en un entorno seguro, puede ser una herramienta valiosa para mejorar nuestro bienestar emocional. Al liberar tensiones acumuladas y expresar nuestras emociones de forma saludable, podemos experimentar una sensación de calma y renovación. Sin embargo, es importante recordar que la terapia del grito no debe reemplazar un tratamiento profesional para problemas de salud mental más profundos.