La restauración de un edificio con 130 años de antigüedad, de los pocos que sobreviven como patrimonio histórico en el distrito de Gastown en Vancouver, Canadá, dio como resultado un loft en forma de ‘L’ (de 10 por 50 metros), realizado por el arquitecto Omer Arbel. De estilo hípster y con gran amplitud, el sitio se acopla a las necesidades de una pareja con una activa vida social. Una de las prioridades de los dueños era aprovechar la iluminación natural que suele entrar desde arriba a través de un sistema de tragaluces. Las vigas de abeto Douglas y los ladrillos son parte de la estructura original. Mientras que el piso es de concreto pulido. Sin duda alguna, resalta la naturaleza propia de los materiales y la mezcla de colores vivos en el mobiliario, como el azul profundo (tan de moda en la actualidad), el amarillo y el naranja. Un hogar en el que las tonalidades vivaces resaltan en un ambiente de amplitud y luz natural.
El sofá de terciopelo es parte del mobiliario que se obtuvo en bazares y tiendas de antigüedades.
El interiorismo aporta un toque hippie perfecto, el cual fue recreado en todas las áreas del loft, organizado alrededor de un encantador patio de reciente apertura. Otros elementos fueron trabajados con precisión contemporánea con el propósito de armonizar con la estructura añeja del edificio y del mismo barrio, creando así un fuerte contraste con la antigüedad del patrimonio, y es que el legendario distrito canadiense de Gastown se encuentra en fase de transición.
Se trata de un espacio con mucha personalidad, el cual fusiona la dignidad de esos elementos que evocan un pasado glorioso con el presente. Las vigas de abeto Douglas y los ladrillos aparentes corresponden al diseño original del edificio, erigido hace poco más de un siglo.
El patio es el eje central del loft con aires antiguos.
Un baño relajante
Destaca su diseño al integrar materiales naturales y el confort propio del mobiliario de última generación.
La moderna cocina
Algunos elementos rescatados, resulta bastante funcional.