Lawrence era demasiado ambicioso y, con tal de alcanzar la meta que se había propuesto, estaba dispuesto a casarse por interés
Sarah miró a su hermano Lawrence, quien estaba sentado frente a ella en la sala. Se querían muchísimo, aunque ella no estaba de acuerdo en su manera de pensar, pues él era demasiado ambicioso.
- ¿Te quedarás a cenar, Law? Mark no tardará en regresar. Ya salió del trabajo, le dijo Sarah, y después de hacer una pausa, continuó: ¿Es cierto que te han visto por la ciudad con Ivonne Grod?
- He salido con ella algunas veces.
- Law, Law... ¿por qué miras tan alto? Desde que eras un jovencito decías que te casarías con una millonaria. Jamás saliste con una chica de nuestro barrio. Siempre estuviste metido en un mundo social que no te correspondía. ¿Por qué no miras hacia un horizonte más modesto? Ya ves, yo no busqué un marido rico. Me casé con Mark, que trabaja en un banco y gana un sueldo lo suficientemente bueno para mantenernos al niño y a mí. Nada nos hace falta, te lo aseguro, pues nos amamos y somos muy felices.
- Me alegro por ti, hermanita -le dijo Law poniéndose de pie-. Tengo que irme, no puedo quedarme a cenar.
- ¿Vas a salir con Ivonne Grod?
- Me parece que te disgusta que lo haga, Sarah, y no sé por qué.
- Es que creo que ella nunca se casará contigo. Los Grod van a querer como yerno a alguien de su esfera social y económica -le dijo Sarah con seriedad.
Lawrence se alteró un poco interiormente. Era un hombre sumamente atractivo, alto, delgado, de pelo oscuro y ojos grises. Tenía 28 años. Llamaba la atención de las mujeres dondequiera que iba.
- Me voy, Sarah. No me gusta que me des sermones. Por eso prefiero hablar con Sophia Boyd. Ella jamás censura mi manera de pensar.
- ¿Te ha dicho que está de acuerdo?
- No, pero si no lo estuviera, me lo diría. Sophia es incapaz de callarse lo que siente o lo que piensa.
- Parece mentira que siendo tan inteligente, seas tan ingenuo para muchas cosas. Sophia es prudente, eso es todo.
- Bueno, Sarah, me voy. Vendré a comer el próximo domingo. Tengo demasiado trabajo en el bufete durante la semana.
- Eres un buen abogado, hermanito, y cada vez tienes más clientela. No sabes lo que me alegra por ti. Ganas bien, y gracias a una recomendación de un cliente, pudiste hacerte miembro del club social. ¿Qué necesidad tienes de casarte por interés, si vas subiendo por ti mismo? Busca a una muchacha que te inspire amor.
- Tal vez me enamore de Ivonne...
Law se marchó y Sarah suspiró. Pensó en Ivonne, la única hija del multimillonario John Grod.
- Ivonne debe sentir una gran atracción por Law, de lo contrario, no saldría con él, sino con alguno de sus amigos de su círculo social -dijo Sarah en voz baja.
Ivonne Grod era una muchacha de 24 años, bonita, rubia, de ojos cafés, esbelta y muy femenina. Tenía clase. Vestía a la última moda y llevaba una joyas fabulosas.
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