El 9 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Adopción, un día para sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de adoptar y sobre los derechos de los niños en situación de vulnerabilidad. Es una oportunidad para recordar que todos los niños merecen un hogar donde sean amados y cuidados, y también para destacar los esfuerzos que se realizan en México para facilitar este proceso.
Para profundizar en este tema, tuvimos la oportunidad de conversar con Gina Hernández, fundadora de Contigo desde el Corazón. Gina es madre biológica y adoptiva de dos jóvenes, y cuenta con una amplia formación en desarrollo humano, psicoterapia corporal y terapia familiar. Además, tiene un diplomado en procesos de adopción, y se dedica a ofrecer consulta individual y grupal a familias adoptivas. Su experiencia y conocimiento en este campo nos ayudarán a comprender mejor los desafíos y la importancia de la adopción.
Los mitos de la adopción en México y los retos emocionales que enfrentan las familias en un proceso de adopción
En México, la adopción enfrenta varios mitos y prejuicios sociales que complican el proceso. Gina Hernández señala que uno de los principales temores es la adopción de adolescentes, especialmente aquellos que han vivido en instituciones o tenido problemas familiares. Muchas personas temen que adoptar a un adolescente sea una opción difícil o riesgosa. Aunque la adopción es común en el país, muchas personas prefieren no hablar de ello debido al miedo a ser juzgadas por la sociedad.
Gina también enfatiza que tanto los padres biológicos como los adoptivos son importantes en la vida de los niños. Aunque ella es madre adoptiva, reconoce el valor de la madre biológica de su hija, ya que aunque no esté presente, su herencia genética forma parte de la identidad de la niña, tanto en su mente como en su cuerpo. Estos mitos y prejuicios dificultan que más niños y adolescentes encuentren hogares llenos de amor. Por eso, es esencial cambiar la forma en que vemos la adopción, entendiendo que es una opción válida y valiosa para formar familias.
“Adoptar es un camino lleno de desafíos, principalmente emocionales, ya que implica enfrentarse a situaciones complejas tanto para los futuros padres como para el niño”.
La maestra en Desarrollo Humano destaca que el proceso se puede dividir en tres etapas clave:
- La etapa de preparación: Aquí, las familias deben pasar por un proceso de entrevistas, estudios y exámenes psicológicos y sociales para evaluar su idoneidad para adoptar. Esto incluye la obtención de un “certificado de idoneidad” que otorga el DIF, el cual certifica que la familia está preparada y es apta para recibir a un niño.
- El proceso formativo: Durante esta fase, las familias deben asistir a varios cursos y talleres que les ayudan a entender mejor los aspectos emocionales, legales y prácticos de la adopción, así como los posibles desafíos que enfrentará el niño al llegar a su nuevo hogar.
- La etapa de integración: Una vez que la familia ha sido aprobada y el niño es colocado en su hogar, comienzan los retos emocionales relacionados con la adaptación y el vínculo afectivo. Es importante que las familias reciban apoyo y orientación profesional para afrontar estos retos, ya que la integración de un niño adoptado en una nueva familia puede ser un proceso emocionalmente intenso.
Gina aconseja que las familias se preparen emocionalmente para todo el proceso, buscando apoyo profesional y emocional, ya que la adopción no solo implica una decisión legal, sino también un gran compromiso emocional para todos los involucrados. Además la experta resalta un reto fundamental en el proceso de adopción: entender la verdadera motivación para adoptar.
También explica que aunque el niño pueda ser muy pequeño, la adopción no comienza el día en que llega a su nuevo hogar. “Ese niño ya ha vivido una historia de abandono y ha aprendido a sobrevivir por sí mismo, aunque en un entorno institucional donde no siempre se puede ofrecer el cuidado y afecto continuo de una madre. Incluso los bebés que viven en instituciones experimentan la falta de una figura de apego constante, lo que les genera inseguridad y trauma.”
Ya adopté, ahora ¿qué sigue?...
“Es muy importante seguir formándose como padres dentro de lo que se conoce como parentalidad terapéutica. Este enfoque implica que los padres reconozcan y aborden los traumas que los niños han vivido antes de llegar a su nuevo hogar.” Gina explica que, aunque el término “trauma” puede sonar fuerte y doloroso, es necesario reconocer que los niños adoptados pueden haber experimentado abandono, maltrato, negligencia o abuso, lo cual deja huellas emocionales profundas.
El desafío de los padres adoptivos, entonces, es saber cómo acoger estas vivencias difíciles sin que se conviertan en una etiqueta que defina al niño. En lugar de que el niño sea identificado con su historia de sufrimiento, el objetivo es acompañarlo en su proceso de sanación para que esos traumas se conviertan en parte de su historia, pero no en su identidad. Los padres deben aprender a abrazar la complejidad emocional de la adopción y proporcionar un entorno seguro y amoroso donde el niño pueda sanar y crecer, reconociendo su dolor, pero sin permitir que este dolor lo defina de manera permanente.
Desde su perspectiva, ¿cómo se puede fortalecer el apego entre padres adoptivos e hijos, especialmente en los primeros años de convivencia?
“Para fortalecer el apego entre padres adoptivos e hijos, especialmente en los primeros años, es clave entender que los niños adoptados suelen llegar con un apego inseguro debido a experiencias de abandono o separación. Esto les genera una falta de seguridad emocional.” La psicoterapeuta recomienda que los padres validen la historia de sus hijos sin juzgarla, entendiendo que los comportamientos difíciles, como agresividad o desconfianza, no son por la adopción en sí, sino por el trauma vivido antes de llegar a su nuevo hogar.
Los padres deben ser empáticos, no tomar los comportamientos difíciles de manera personal, y tratarlos con paciencia y amor. Además, es importante que los padres trabajen en su propio autoconocimiento y busquen apoyo profesional si es necesario, ya que sus propias heridas emocionales pueden afectar la relación con el niño. La terapia puede ser útil tanto para los niños como para los padres en este proceso de sanación y fortalecimiento del vínculo.
¿Cómo nació “Contigo desde el Corazón”?
La fundación Contigo desde el Corazón nació para ayudar a las familias que buscan adoptar y apoyar a los padres adoptivos en su proceso. Su historia personal fue el motor que la llevó a fundar esta organización, ya que ella misma es madre adoptiva y sabe lo complejo que puede ser este camino. Gina tiene un hijo biológico de 29 años y una hija adoptiva de 24. A medida que su hija crecía, comenzaron a surgir muchas preguntas y sentimientos difíciles. Su hija empezó a cuestionar por qué su madre biológica no la había criado.
Esto generó un choque emocional tanto para ella como para Gina, para entender mejor lo que estaba pasando, Gina comenzó a estudiar desarrollo humano y se dio cuenta de que no estaba sola en su experiencia. Muchas otras familias adoptivas pasaban por situaciones similares. En México, las familias adoptivas a menudo enfrentan la dificultad de no conocer la historia de los padres biológicos de sus hijos, lo que hace que el proceso de adopción y crianza sea aún más complejo.
Al darse cuenta de que no había apoyo ni recursos para estas familias, Gina decidió especializarse en psicoterapia y salud mental infantil. Con estos conocimientos, fundó Contigo desde el Corazón, con el objetivo de ofrecer un acompañamiento profesional y emocional a las familias adoptivas. Hoy, la fundación es una sociedad civil que ofrece servicios de psicoterapia individual y grupal, talleres, y grupos de apoyo para padres adoptivos. Contigo desde el Corazón sigue creciendo y acompañando a más familias, brindando un espacio donde los padres y madres pueden compartir sus vivencias y aprender unos de otros.
Gina y su equipo siguen comprometidos con la misión de hacer que las familias adoptivas se sientan acompañadas, comprendidas y apoyadas en todo momento.
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