Sabemos que el arte de tomar té es algo que los ingleses dominan a la perfección desde hace cientos de años y, aunque esta bebida tiene sus orígenes en China y la India, fueron estos europeos quienes comenzaron la tradición de agregar leche a una infusión de té. Pero contrario a lo que se piensa, siguen siendo los únicos en el viejo continente con este hábito, en pleno 2023.
Nadie más en Europa, exceptuando las naciones del Reino Unido y la Commonwealth, siguen la costumbre de tomar el té con leche. Sin embargo, esta tradición nace de una razón bastante curiosa que a continuación te contamos.
El origen del té con leche
Según la historia, cuando el té comenzó a importarse de la India en el siglo XVII, fue que inició el hábito de ponerle leche.
Esto debido a que la planta de té que más solía crecer en aquel país asiático era la subespecie Camellia Sinensis Assamica o té Assam, que es de un sabor más fuerte y malteado, además de tener un color más oscuro, por lo que se usó la leche para rebajarlo y hacerlo más ligero.
Sin embargo, también existen otras variedades de té con menos intensidad en sabor y que, por lo mismo, no es necesario que se le agregue otra bebida.
Cómo se debe tomar el té
La mayoría de los británicos suele tomar el té por las mañanas en el desayuno, principalmente el té negro, y con un poco de leche fría (jamás lo hagas con leche caliente).
Pero también es una gran tradición beber una taza de esta bebida alrededor de las 5 de la tarde, tal y como lo hacía la reina Isabel II.
En cuanto a su preparación, jamás uses bolsas instantáneas si lo que quieres es verte como todo un profesional. En su lugar, pon a hervir agua por unos 3 o 4 minutos y después, en una taza, agrega una cucharada de hojas de té negro y sirve el agua caliente ahí mismo.
Luego deja reposar la infusión de 3 a 5 minutos y después cuélalo para que te lo puedas tomar. Ah, y para darle un mejor sabor, ponle el jugo de un medio limón ¡y así ya estará listo para disfrutarlo!
Por último, el té suele acompañarse con pequeños sándwiches salados con pepino, salmón, huevo, jamón u otros ingredientes, así como con panecillos untados con mantequilla y mermelada.