Un departamento que tuvo sus orígenes a comienzos del siglo XVIII y de tan sólo 94 metros cuadrados, se hace enorme gracias al mobiliario y a la generosa cantidad de luz que permiten puertas y ventanas abiertas de par en par.
Situado en el distrito de Les Marais, en París, es el hogar de la diseñadora de joyas Virginie Dreyer. Fue el estudio de interiorismo C66 el que logró este sitio habitable, el cual ofrece el confort contemporáneo pero con el estilo antiguo de París.
Si bien los colores y la limpieza visual son parte vital del efecto de amplitud que se produce, es la combinación de formas geométricas lo que genera esa agradable sensación de elegancia y sofisticación.
Sin duda, un lugar de ensueño donde se respira libertad, pues con el tiempo las paredes fueron cediendo paso a puertas corredizas, por lo que es fácil ganar privacidad en cualquier zona. Y es que al abrir espacios, se logra una perspectiva diferente; aquí se aprecia en todos los interiores, que irradian luz natural debido a los enormes ventanales de piso a techo.
En la sala, las paredes están pintadas de un color azul muy claro, y en el baño, resplandecen azulejos marroquíes en esta misma gama, un esquema cromático particular que también se replica en el resto de las habitaciones.
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