Algunas claves para mantener a raya a quienes nos complican la vida y evitar que sigan haciéndolo
Jefes autoritarios y descalificadores, vecinos quejosos, compañeros de trabajo o estudio envidiosos, parientes que siempre nos echan la culpa de todo, hombres y mujeres arrogantes, manipuladores, irascibles o mentirosos...
Según el escritor, terapeuta familiar y sexólogo clínico Bernardo Stamateas (www.stamateas.com), todas estas personas “tóxicas” nos producen malestar, y algunas de ellas incluso pueden arruinarnos la vida, destruir nuestros sueños o alejarnos de nuestras metas.
Para aprender a reconocer a la “gente tóxica” (tal es el título de unos de los libros más vendidos de Stamateas), a protegernos de ella y a ponerle límites, presentamos una entrevista a este psicólogo, quien señala que “desintoxicarnos de estas personas nos ayudará a hacer nuestras relaciones personales más saludables y positivas y, en definitiva, a ser mucho más felices”.
Todos en algún momento hemos permitido que algunas personas nos compliquen la existencia, ¿no es así?
Seguramente alguna vez tuvimos que convivir con ellas o quizá aún lo hagamos. Más allá del dolor que estas personas nos generen, lo que debemos aprender es a alejarnos de ellas. Estas personas tóxicas potencian nuestras debilidades y nos llenan de carga y de frustraciones. Lo importante es no darles el poder para que controlen nuestra vida ni boicoteen nuestros sueños.
Aún así y a pesar del malestar que nos producen, seguimos relacionándonos con ellas...
Tenemos que tener en cuenta que una de las emociones que más nos paraliza y nos hace vulnerables frente a los manipuladores es la culpa, que se asocia muchas veces a nuestras necesidades físicas, emocionales, espirituales e incluso intelectuales, ya que nos dejan en evidencia frente aquellos que tienen la “virtud” de marcar nuestro error y aprovecharse de ello. Las culpas se alimentan de los mandatos externos y de las emociones internas no resueltas. Lo que nosotros decidimos escuchar y aceptar como algo que nos pertenece es lo que va a enfermarnos y detenernos.
“Lo primero: aceptarnos y respetarnos nosotros mismos”
O sea que el daño que puedan hacernos los individuos tóxicos dependerá de nosotros mismos...
En efecto, el lugar que vamos a ocupar en la vida, el de víctima o el de ganador, dependerá de nosotros. Cualquier persona puede decirnos qué hacer y qué no. Si no decidimos en qué lugar vamos a situarnos, van a tener el poder de manipularnos o lastimarnos con la “autoridad” que nosotros les hemos dado, al dejar en sus manos el control y el poder sobre nuestra vida, en vez de hacernos cargo de ella.
Es una forma de dependencia...
Cuando estamos más ocupados tratando de agradar a los demás o haciéndonos responsables de las tareas de otros, corremos el riesgo de dejar nuestra felicidad de lado... Invertimos horas, días y años tratando de satisfacer a otros y, en esta necesidad de ser aceptados, nos olvidamos que primero tenemos que aceptarnos y respetarnos nosotros mismos para que puedan hacerlo los demás.
¿Cuáles son las “señales de identidad” más características de una persona tóxica?
Lo principal que observamos en estos individuos es que quieren tener el control sobre nuestra vida. Si ellos ven lo valiosos que somos, las cualidades que tenemos, o simplemente perciben que somos una persona exitosa en algún ámbito de la vida en la que ellos no lo son, van a tratar de sacarnos todo eso.
¿Cómo logran habitualmente capturar nuestra atención?
La principal estrategia que utilizan es la seducción. Una persona tóxica va a intentar tenernos en sus manos a través de darnos protección, de proporcionarnos un amor excesivo sin pedir nada a cambio (en apariencia), o de darnos mucho en poco tiempo. Pero, a pesar de esta demostración de “cariño”, no dudemos que a la larga se va a cobrar todo lo que nos ha dado. Quien nos quiere bien nunca nos va a pedir algo a cambio. Sin embargo, una persona manipuladora, por lo que nos haya dado, va a exigirnos que estemos en todo momento dispuestos a satisfacer sus necesidades.
De todos los tipos de gente tóxica ¿cuáles son los más nocivos?
Hay diversos tipos de personalidades tóxicas, y entre todas ellas hay tres muy conocidas. Una es el entrometido o chismoso. Es aquella personas que hoy se acerca para pedirnos información de otros y mañana acude a quien pueda proporcionarles información sobre nosotros. No hemos de abrirle nuestro corazón a cualquier persona.
“La persona violenta tiene baja autoestima”
¿Y cuáles son los otros dos perfiles tóxicos frecuentes?
Uno es el controlador, del cual tenemos que alejarnos, porque de lo contrario va a terminar manipulándonos a través de una falsa preocupación por nosotros. El otro es el “mete culpas”. Se trata de aquella persona que constantemente nos hace ver que olvidamos llamarla o ir a visitarlas, y que nos hace sentir mal. Hemos de alejarnos de este tipo de personas que lo único que quieren lograr es cargarnos de sentimientos de culpabilidad.
La violencia también resulta muy tóxica...
La persona violenta tiene baja autoestima. Por eso es violenta, infantil, inmadura y tiene reacciones impulsivas. Cuando una persona ejerce maltrato quiere demostrarnos que tiene más poder, quiere que lo idealicemos y hacernos sentir temor. Tenemos que aprender a decir “no”, y a decirlo con autoridad y sin agresividad. Y también necesitamos dejar de idealizar a las personas, sea del tipo que sea.
Entonces, conviene huir de estas personas cuando identificamos su perfil psicológico...
En general, no tenemos que permitir que las personas que no agregan valor a nuestra vida convivan con nosotros ni consentir que nadie nos amargue o nos hiera ni tampoco dejar que nadie ponga en duda nuestras capacidades y proyectos.
¿Podría darnos una recomendación sencilla y eficaz para protegernos de los individuos tóxicos y ponerle límites?
Debemos evitar a las personas toxicas y no caminar con ellas. Hay personas con problemas y hay personas problemáticas, y a estas últimas debemos evitarlas. Tenemos que amar a todos, pero no tenemos que fraternizar con todos. Por eso tenemos que elegir quienes van a entrar en nuestro círculo íntimo.
Hemos de “sembrar” en relaciones con personas que nos quieran y que valoren nuestra vida y así estaremos rodeados de gente maravillosa, y recordar que “lo semejante atrae a lo semejante”.