Dar felicidad a otros te hace ser feliz

Dar felicidad a otros te hace ser feliz

Seguramente una de las principales metas de tu vida es sentirte bien, estar alegre, tener una existencia plena. ¿Sabes que uno de los secretos para ello es buscar la felicidad de quienes te rodean?

Hace poco se celebró en México el II Foro Internacional de Ciencias de la Felicidad, organizado por la Universidad Tec Milenio. Una de las conferencistas fue la doctora Sonja Lyubomirsky, experta en psicología social por la Universidad de Stanford y quien lleva muchos años dedicada a estudiar científicamente qué nos hace felices. Es autora de varios libros, algunos de los cuales han sido traducidos a 19 idiomas, entre ellos Los mitos de la felicidad (Editorial Urano). Platicamos con ella y nos reveló cosas interesantes.

¿Cómo podemos equilibrar la presión social por ser “mujeres perfectas” y, por otro lado, nuestra necesidad de relajarnos y disfrutar la vida?
El secreto está en vivir en el presente, porque “hoy” es lo único que tenemos. Hay que aprender a exprimir cada momento, puede ser comer algo rico, caminar en el parque, platicar con una amiga. Y otra cosa importante es no compararnos con los demás, porque hacerlo suele ser muy estresante y nos resta felicidad.

¿Puede encontrar la felicidad alguien que ha sufrido traumas fuertes, como una violación, agresiones físicas o un secuestro?
Sí, por supuesto. Luego de experiencias así, algunas personas no se recuperan, otras logran regresar a su nivel de bienestar anterior y otras pueden incluso alcanzar un nivel más alto, de mayor plenitud. El crecimiento pos-traumático es frecuente y las personas que lo experimentan son las que cobran conciencia de fortalezas internas que no conocían, descubren quiénes son sus verdaderos amigos, valoran más la vida. No digo que esos golpes sean buenos, pero pueden dar crecimiento si la persona busca usarlos a su favor. Es un proceso en el que resulta fundamental contar con el apoyo de gente querida y enfocarse en el futuro, tener una meta hacia la cual dirigirse.

Y si uno está cerca de quien sufre, ¿qué puede hacer para ayudar?
Lo primero es dar soporte emocional, sin minimizar lo que el ser querido ha enfrentado. Tengo una amiga que estaba embarazada y cuando perdió un bebé en los primeros meses de gestación, algunos le decían de buena fe: “Al menos no había nacido”. A ella le lastimaba eso, sentía que era trivializar su pérdida. Lo que la persona necesita es que la dejemos hablar de su dolor, la escuchemos, no pretendamos que nada pasó y estemos cerca.

Usted dice que nos da felicidad buscar la felicidad de otros?
Es así. Acabamos de hacer un estudio en el que pedimos a los participantes que escogieran a una persona, cercana o no, y una vez por semana buscaran cómo hacerla feliz. El resultado fue que los mismos participantes se sintieron mucho más felices. Esto se explica porque como especie necesitamos a los demás, estamos programados para conectar con otros y sentirnos integrados a un grupo, así que hacerlo nos da bienestar. Por siglos entendimos que sólo podíamos sobrevivir si formábamos parte de una manada, además de que como especie necesitamos reproducirnos y para ello requerimos relacionarnos. Por eso no podemos ser totalmente felices sin otros seres humanos y por eso también contribuir a su felicidad aumenta la nuestra.


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