Aunque no lo parezca, procurar una actitud positiva puede agregarle algunos ceros a tu cuenta de ahorro. ¿Cómo optimizar tus finanzas y mantener a raya la negatividad? El optimismo, sin duda alguna, puede hacer mejoras importantes en la salud, la autoestima y hasta en las relaciones personales, pero aún existe poca conciencia sobre el peso que ejerce en el manejo de las finanzas propias, y es que según un análisis realizado por Frost Bank, una de las instituciones más sólidas de Estados Unidos, una buena actitud brinda hasta siete veces más posibilidades de tener un monedero estable y hasta 145 días menos al año de estrés relacionado con el dinero.
Para hacerlo realidad, el primer paso es analizar cuál es tu postura habitual ante el manejo de tu capital.
Poderosas palabras
El empresario Warren Buffett ha amasado una fortuna de 82 billones de dólares en la Bolsa de Nueva York, y el analista Michael Toth estudió su modo de trabajar para saber si su optimismo había influido. Descubrió que en 40 años de cartas a accionarios en las que explicaba sus operaciones, solamente cinco tenían lenguaje negativo. Prefería emplear términos como ‘extraordinario’ y ‘excelente’ en lugar de ‘difícil’ y ‘negativo’. Convirtió los retos en oportunidades.
Eres optimista si…
• Llevas un registro de tus gastos. • Avanzas (rápido o lento) hacia tus metas financieras. • Estás consciente de tus errores económicos y los mejoras. • Eres capaz de ahorrar. • Tienes un bajo porcentaje de deuda. • Trazas planes para el futuro.
Eres pesimista si…
• Prefieres no saber cuánto gastas. • Sientes que tus objetivos son inalcanzables. • Te deprimes por haber cometido errores y sueles ignorarlos. • Piensas que es imposible ahorrar. • No sabes cómo resolver tus deudas. • Prefieres no pensar en tu porvenir.
Optimista o pesimista
¿Te identificas con la primera columna? Cuando eres optimista, y aunque seas vulnerable a crisis financieras, tienes las bases para superarlas. ¿Por qué? “Los optimistas tienen cualidades que les permiten ser creativos en su modo de ahorrar y generar ingresos, no se dejan oprimir por las dificultades económicas y aprenden de sus errores”, explica la psicóloga experta en positividad, Michelle Gielan.
¿Perteneces a la segunda columna? Estás a tiempo de enmendarte. “Estudios demuestran que la crianza y la genética son la base del optimismo, pero es una actitud moldeable y puede formarse a cualquier edad. El simple hecho de escribir durante dos minutos al día los motivos por los cuales te sientes agradecida, puede mejorar tu actitud en apenas un par de semanas”, asegura la experta.
¡Cambia de lado!
Otra estrategia para cruzar la línea hacia el lado positivo es recordarle a tu cerebro que tu comportamiento importa con una serie de acciones básicas: • Celebra cuando alcances una meta financiera y date el crédito que mereces. • Comienza donde estés. No pienses en lo que pudiste haber hecho, abre una cuenta de ahorros y cambia tus objetivos. • Sé honesta contigo y con las personas afectadas por tu mala gestión financiera. Liberarte de la presión y empezar a modificar tu comportamiento es la clave. • Piensa en lo que puedes hacer diferente a partir de hoy. Ya sea dejar de utilizar la tarjeta de crédito, cancelar una suscripción, invertir… Haz una lluvia de ideas que sumen puntos a tus metas financieras. • No te culpes. Quizá no tengas el trabajo, el ingreso o la cuenta de ahorros de tus sueños, pero en lugar de deprimirte por ello piensa cómo puedes mejorarlos.
Grandes beneficios
Esto es lo que sucede cuando las personas logran ver el lado brillante de la moneda: 90% ahorra para una compra grande. No hay mejor motor para el optimismo que una buena meta. 76% se siente más cómoda hablando de dinero y, por lo tanto, evita gastar cuando sabe que no puede hacerlo. 61% tiene un fondo de emergencia. Se da cuenta que la más mínima cantidad de ahorro puede contribuir al futuro y no espera años para iniciar. 63% busca el consejo de profesionales en la materia luego de haber tenido dificultades. 69% idea nuevos hábitos financieros tras una crisis. No se estanca en la etapa de culpa y prefiere poner manos a la obra.