Comer uvas en Año Nuevo es una tradición popular que tiene su origen en España, aunque hoy en día se ha extendido a muchos otros países, incluido México y otros países de América Latina.
La costumbre consiste en comer 12 uvas, una por cada campanada que marca la medianoche del 31 de diciembre al 1 de enero. Cada uva simboliza un mes del nuevo año, y se cree que comerlas traerá suerte y prosperidad en los próximos 12 meses. Sin embargo, esta debería ser una actividad exclusiva para los adultos, ya que, según los expertos, los niños podrían sufrir accidentes al comer apresuradamente las frutas.
Se recomienda específicamente que los menores de 5 años eviten comer uvas durante la cena de Nochevieja, ya que, entre la fruta posee varias cualidades riesgosas, como: su tamaño pequeño, su piel resbaladiza y jugo.
¿En qué presentaciones se pueden servir las uvas en Año Nuevo para los niños?
Para evitar el riesgo de asfixia por el consumo incorrecto de uvas, es posible servir el alimento en presentaciones diferentes para los niños.
- Cortar las uvas: partir la fruta en mitades o en cuartos puede ser la presentación ideal para los menores. Si el niño es muy pequeño (por debajo de los 3 años), lo ideal es cortar las uvas en pedazos aún más pequeños, de manera que no puedan bloquear las vías respiratorias.
- Asegúrate de quitarles las semillas: si las uvas que estás utilizando las tienen, retírelas, ya que podrían ser otro riesgo de asfixia.
- Ofrezca otro tipo de alimentos: para no excluir a los niños de la dinámica, puede servirles trozos pequeños de manzana, peras, plátano, o gajos de mandarina, que son opciones más suaves y fáciles de masticar.
¿Cuándo surgió la tradición de comer uvas en Nochevieja?
El origen de la tradición de comer uvas en Nochevieja se remonta a principios del siglo XX. Hay varias teorías sobre cómo comenzó, pero una de las más populares es que en 1909, en la región vinícola de Alicante, los viticultores tuvieron una cosecha especialmente abundante de uvas, y decidieron promover su consumo como una forma de ayudar a vender el excedente.
En ese entonces se planteó que la idea de que comer las 12 uvas aseguraba buena suerte para cada uno de los meses del nuevo año, un supuesto que ha trascendido a la actualidad, donde se considera que asignar un propósito a cada uva puede atraer la prosperidad y felicidad para el año que comienza, además de ser un momento de alegría compartido con familiares y amigos.