La sorprendente vida de Adriana Abascal, de modelo a actual pareja del príncipe Manuel Filiberto de Saboya

Desde sus inicios en el mundo del modelaje hasta su papel como empresaria y coleccionista de arte, la vida de Adriana Abascal es digna de una novela y ahora, protagoniza una nueva historia de amor.

Adriana Abascal

Ig: @adrianaabascal

La vida de Adriana Abascal es un reflejo de su personalidad: apasionada, determinada y multifacética. Desde sus inicios como modelo hasta su consolidación como empresaria y figura pública, la modelo y empresaria ha demostrado una capacidad única para adaptarse a los cambios y alcanzar sus objetivos. Su historia, marcada por experiencias diversas y desafíos superados, ahora da inicio a un nuevo capítulo amoroso junto al príncipe Manuel Filiberto de Saboya.

Adriana Abascal: de modelo a empresaria

Adriana Abascal López-Cisneros es hija de Nieves López-Cisneros y Ramón Abascal. Nacida un 31 de octubre de 1970, bajo el signo Escorpión, siempre ha sentido desde siempre una conexión especial con lo místico y lo oculto. Su infancia, marcada por la presencia de una niñera que practicaba la brujería, fortaleció esta creencia. De joven ganó los títulos de Señorita Veracruz y Señorita México en 1988, y un año más tarde, participó en el certamen Miss Universo en 1989, donde obtuvo el quinto lugar. Su belleza, elegancia y carisma la convirtieron en un referente de la moda y la belleza mexicana.

Adriana Abascal y príncipe Manuel Filiberto de Saboya

Adriana Abascal y Manuel Filiberto de Saboya aparecieron juntos en el desfile de moda flamenca de Rocío Peralta, celebrado en Sevilla.

Especial

De la noche a la mañana, con 17 años y una maleta, deja todo lo que conoce para convertirse en la mujer más bella de su país. Su espíritu libre la permitirá conquistar a los hombres más poderosos el planeta, aunque es su pasión por el mundo oculto lo que realmente convierte su historia en inolvidable. El glamour, el lujo, el arte, la amistad, son experiencias que irán transformándola sin perder la esencia de sus raíces”, se lee en Los deseos no son solo palabras, una novela inspirada en la vida de Adriana Abascal.

A lo largo de su vida, ha mantenido relaciones significativas con figuras prominentes del ámbito empresarial y mediático. Su vida personal ha estado marcada por tres matrimonios. El primero fue con el magnate mexicano Emilio Azcárraga Milmo, de 1990 a 1997. Luego se casó con el empresario español Juan Villalonga Navarro, con quien tuvo tres hijos: Paulina, Diego y Ximena, su unión duró de 2001 a 2009. El tercero fue con el empresario francés Emmanuel Schreder, de 2013 a 2021.

Los deseos no se cuentan, se construyen.
Adriana Abascal

Una vida sorprendente

Adriana me parece una persona que no ha dejado de ser fiel a sí misma aunque se ha cambiado de sitio y se ha enamorado varias veces. Es una gran madre, ama de casa y siempre trata de llevar su México por donde va, es una mujer que admiro mucho por ser tan generosa con sus amigos”, describe la escritora María Estévez, autora del libro inspirado en Abascal.

Tras su incursión como modelo y actriz, Adriana trabajó en la producción de telenovelas. Posteriormente condujo el programa televisivo “Todo Bebé", producido en Los Ángeles. Además, ha demostrado su versatilidad como escritora con la publicación de Una mujer, cada Mujer, de 2002, e inspirando del Los deseos no son solo palabras, del 2022.

Como figura de sofisticación para una sociedad de élite, la embajadora de Valentino para España y América Latina es un miembro indiscutible de la jet set internacional. Adriana es una devota madre de tres hijos, una reconocida coleccionista de arte contemporáneo y ahora una emprendedora en la industria de la moda”, se lee en su perfil en Penguin.

La trayectoria de Adriana Abascal se caracteriza por una fusión única de glamour latino y sofisticación europea. Su capacidad para adaptarse a los cambios y reinventarse la ha posicionado como una figura destacada en la industria de la moda y el entretenimiento, convirtiéndola en un referente para muchas mujeres.

De niña quería ser cuentista e ilustradora, pero encontré mi vocación como storyteller de estilo de vida.
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