Melania Trump ha sido un enigma en la historia reciente de la Casa Blanca. Desde sus días como modelo en Europa hasta su papel como primera dama de Estados Unidos, su evolución estilística ha sido objeto de atención mundial.
Su imagen ha pasado de las revistas de alta costura a la sobriedad diplomática de los eventos oficiales, consolidándose como un referente de la elegancia atemporal. Por ello es que en esta ocasión haremos un repaso de su estilo y cómo se ha adaptado a los diversos roles que ha desempeñado a lo largo de su vida.
La evolución de Melania Trump
Nacida el 26 de abril de 1970 en Novo Mesto, Eslovenia, bajo el nombre de Melanija Knavs, Melania inició su carrera en el modelaje a los 16 años. Su belleza eslava y su imponente presencia la llevaron a firmar con una agencia en Milán a los 18, donde comenzó a trabajar con diseñadores de renombre. Luego, en 1996 se mudó a Nueva York, lo que marcó un antes y un después en su carrera.
Durante los años 90, Melania adoptó un estilo atrevido con pronunciados escotes y vestidos entallados. Su cabello pasó de un look natural y fresco a un corte más trabajado con ondas definidas. Su maquillaje también evolucionó: dejó atrás los tonos suaves y empezó a experimentar con sombras más oscuras y labios en tonos intensos.
Mientras que en los años 2000, su vida dio un giro radical con su matrimonio con Donald Trump en 2005. En esta etapa, su estilo reflejaba la opulencia que la rodeaba: vestidos ajustados, telas lujosas y joyas llamativas. No solo consolidó su imagen de socialité, sino que también incursionó en el diseño de moda con una línea de joyería y relojes.
Su pelo, en ese momento, era largo, con reflejos dorados que aportaban luminosidad a su rostro. En cuanto al maquillaje, optaba por un look pulido y sofisticado, con un enfoque en destacar su mirada.
El cambio de Melania tras convertirse en primera dama
Cuando Melania se convirtió en primera dama en 2017, su transformación fue evidente. Atrás quedaron los vestidos llamativos; su vestuario se tornó más sobrio y refinado. Diseñadores como Chanel y Dior se convirtieron en sus aliados, apostando por trajes de líneas clásicas y tonos neutros.
Su peinado también se adaptó a su nuevo rol: aunque mantuvo su icónica melena larga, en eventos oficiales optaba por recogidos elegantes que reforzaban su imagen de autoridad. Su maquillaje regresó a una estética más natural, con tonos suaves y bien definidos. Algo que sigue vigente hasta el día de hoy.
Así, Melania Trump ha logrado consolidarse como una de las primeras damas más elegantes de la historia estadounidense. Su capacidad para adaptar su imagen a cada etapa de su vida es prueba de su inteligencia visual y su dominio del lenguaje de la moda. Mientras que su estilo sigue siendo referencia de elegancia, sofisticación y discreción.
