En las distintas casas reales europeas, muchos soberanos han renunciado a la corona por diferentes razones. Los reyes sí abdican y no se quedan en sus tronos “contra viento y marea"; esto ha ocurrido en repetidas ocasiones a lo largo de la historia, por eso revisaremos un par de las abdicaciones más polémicas.
Monarcas que han abdicado al trono
La historia de la realeza europea está llena de reyes y reinas que al cumplir una avanzada edad, o por razones de enfermedad o políticas, han dejado sus tronos.
Si te interesa conocer más sobre historia de la realeza, no te vayas sin leer sobre el maquillaje de Isabel I que la envenenó lentamente hasta matarla, y sobre el intrigante secreto que encriptó María de Escocia en su última carta antes de ser ejecutada.
Rey Fernando VII
El biógrafo Rafael Sánchez Mantero lo cataloga como “el monarca que peor trato ha recibido por parte de la historiografía en toda la Historia de España”.
Su reinado, que inició en 1808, es destacable porque fue el primero en cambiar las leyes para que su hija mayor, Isabel (Isabel II) fuera la heredera. De esta manera le quitó la sucesión a su hermano, el infante don Carlos María Isidro.
Esto causó las llamadas Guerras Carlistas, y esa rama de la familia, hasta el día de hoy, continúa reclamando el trono de España. El rey Fernando murió sin haber tenido varones.
Rey Fernando VII
Reina Isabel II de España
Fue una importante reina que estuvo en el trono de 1833 a 1868, y subsanó muchos de los errores de su padre, el rey Fernando VIII.
Isabel II enfrentó la Revolución de 1868 (conocida como La Gloriosa) que la obligó a abandonar España, y en París la acogieron Napoleón III y Eugenia de Montijo. Tuvo que abdicar en favor de su hijo Alfonso XII.
Tuvo 11 hijos y muchos abortos espontáneos —se rumora que algunos eran de su marido y otros de sus amantes—, estuvo el resto de su vida, hasta los 73 años, en Francia, donde fue testigo de la instauración de la Primera República, y del reinado y de la muerte de su hijo.
Reina Isabel II de España
Don Juan de Borbón
En realidad no fue un rey efectivo, y de haber reinado, lo habría hecho como “Juan III”, pero su historia es muy interesante; fungió como jefe de la casa real española.
Juan de Borbón fue hijo del rey Alfonso XIII —el último rey antes de la Guerra Civil y del régimen de Francisco Franco—, y fue el padre del rey emérito Juan Carlos I.
Don Juan de Borbón se resistió por años a renunciar a sus derechos dinásticos, pues Franco decidió restablecer la monarquía y eligió a su hijo, el príncipe Juan Carlos, como heredero al trono español.
Don Juan juró fidelidad a su hijo, ¡quien en realidad le había quitado su derecho a ser rey, por orden de Franco!
Don Juan de Borbón
Rey Juan Carlos I
Uno de los hitos en la casa real de España, fue cuando Juan Carlos I abdicó en favor de su hijo, Felipe. En su carta sobre la ley de abdicación, le escribió: “Tomo esta decisión desde el gran cariño y orgullo de padre que por ti siento, con mi lealtad siempre”.
En 1975, mientras se realizaban los funerales del general Francisco Franco, un joven Juan Carlos, de 37 años, se convertía en rey. Después, inició una larga trayectoria de señalizaciones (tanto gratas como no gratas) hacia el rey.
En abril de 2012, a consecuencia del accidente que tuvo en Botswana, cuando se fracturó la cadera derecha, se descubrió que el rey Juan Carlos estaba en una cacería de elefantes en compañía de la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, su amiga íntima y compañera frecuente desde hace varios años. Y en el libro Final de partida, de la respetada periodista Ana Romero, aclaran los rumores de su amorío con Corinna (mientras Juan Carlos seguía con Sofía).
Rey Juan Carlos I
Reina Guillermina de Holanda
Era el 23 de noviembre de 1890, cuando la madre (la princesa Emma de Waldeck- Pyrmon) de Guillermina le dijo que su padre (Guillermo III) había muerto. Ella, con 10 años de edad, se hizo heredera al trono.
Pero no pudo acceder al gran ducado de Luxemburgo por los términos de un tratado dinástico en el que se especificaba que una mujer no podía heredar el título del gran ducado. Este fue para Adolfo, duque de Nassau, un pariente lejano suyo.
En el verano de 1898 comenzaron los preparativos para su coronación y Guillermina escribió el discurso que iba a pronunciar. El 5 de agosto de 1898, pocas semanas antes de cumplir los 18 años, Guillermina hizo su entrada en La Haya y firmó su primer documento oficial. Con este acto comenzó su reinado.
Reinó por más de 50 años, considerado el reinado más largo de un monarca neerlandés. Guillermina atravesó la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial, una crisis económica y el declive del imperio colonial neerlandés.
Solo tuvo una hija (con su esposo, Enrique Vladimiro), Juliana, a quien le cedió el trono en 1948.