La época del cine de oro en México fue una de las más prolíficas en su tiempo, pues dio a conocer a muchos actores y actrices que lograron no solo obtener fama, sino consolidar su carrera, como es el caso de Alma Delia Fuentes, quien desgraciadamente tuvo un triste y trágico final.
De hecho, Alma Delia fue considerada una de las estrellas de cine más icónicas en nuestro país, participó en 54 películas, 5 telenovelas y varias obras de teatro, y gracias a su gran talento, llegó a consolidar su prolífica carrera como histrionista en la industria cinematográfica. Sin embargo, sus últimos años de vida los vivió sola y abandonada en su casa.
¿Quién fue Alma Delia Fuentes?
Delia Susana Fuentes González —su nombre de pila— nació nació en la Ciudad de México el 22 de enero de 1937, mientras que su carrera comenzó a muy corta edad, a los 10 años, con la película Sinfonía de una vida (1946). Luego, al año siguiente participó en otro filme, esta vez a lado del mismo Pedro Infante en La barca de Oro (1947).
Para ese entonces, ya comenzaba a hacer currículum en cine, lo que la llevó a participar en Allá en el rancho grande y Una familia de tantas, con la que impresionó al director Luis Buñuel, al grado que en 1950 participó en su película Los Olvidados, en el personaje de Meche, con el que logró una nominación a los Premios Ariel en la categoría de Mejor Actuación Infantil, y aunque no logró ganar en aquella ocasión, al año siguiente volvió a ser nominada en la misma categoría por su papel en Historias de un corazón, con la que esta vez sí ganó.
Así pues, su trayectoría siguió y participó también en teatro. Mientras que su vida sentimental comenzó muy joven, pues a los 17 años de edad se casó con Julio Azcárraga, con quien tuvo 4 hijos, por lo que hizo una pausa momentánea en su carrera.
Sin embargo, su matrimonio terminó en divorcio y volvió a la pantalla en 1962. Incluso, se llegó a casar de nuevo con Rafael del Río, pero esta relación fracasó y siguió actuando. Mientras que en 1970 anunció su retiro de forma definitivamente, para dedicarse a sus hijos.
Desapareció por completo de la escena pública y se fue a vivir a su lujosa mansión en Naucalpan, pues tenía los recursos para sostenerse sin tener que trabajar. Por décadas no se supo nada de ella, hasta 2016, que su nombre volvió a sonar, pues sus vecinos pedían ayuda ante las condiciones deplorables en las que vivía, pues no tenía ni para comer.
Estaba sola y ninguno de sus hijos la visitaba. No podía mantener su gran casa, por lo que se trasladó a vivir al garaje de la misma, rodeada de basura y excremento de animales, mientras que su ropa estaba rota y tenía mucho tiempo sin asearse. Finalmente, murió de una sepsis el 2 de abril de 2017.