Nicolás Buenfil tiene contacto con sus medias hermanas, Isabel y Victoria Sáenz y hace no mucho se reencontró con su papá.
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Nicolás, que describió a su papá como “un gran hombre” para la revista, afirma, “ya lo perdoné, no le guardo rencor. Me gusta verlo y convivir con él junto con mis dos medias hermanas. Veo que las cuida y que ellas lo quieren, eso es suficiente para mí”.
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Nicolás es un gran chico, dice Erika. Sin duda, ser mamá soltera y de un adolescente tiene sus retos. Para ella, la clave de su buena relación es la comunicación.
“Todo lo hablo con él y le digo las cosas como son”. ¿En algún momento le ha estorbado a él que ella sea famosa? “Pues, no ha tenido opción. Es lo que hay... A veces sube fotos en sus redes con mentadas de madre o groserías, y le digo que su mamá es figura pública, que no puede hacerlo. Le cae gordo, pero le vale”.
Erika es una mamá involucrada, pendiente de la escuela de su hijo, va por él a recogerlo en las noches si fue a una fiesta y le gusta que los amigos de su hijo vayan a su casa y que ahí se armen las reuniones, para estar cerca.
“Lo único que me preocupa de envejecer es no tener la salud para aguantarle el paso a Nicolás. Porque no paro, le sigo el ritmo. Si me llego a sentir mal se enoja, porque igual andamos en bicicleta y salimos a caminar a la playa. Fui mamá añosa, pero quiero durarle mucho”.