Adiós, Hollywood y hola vida normal. Estas celebridades hicieron hasta lo imposible por conseguir el éxito y la fama que consiguieron, pero qué fue lo que las llevo a dejarlo todo para comenzar de nuevo una vida más normal y fuera de las cámaras y los reflectores. Ellos fueron los famosos que renunciaron a la fama.
Famosos que renunciaron a la fama
Samuel Goldwyn, el legendario productor de Hollywood que fundó varios estudios de cine, entre ellos Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), inmortalizó la frase:
“En MGM hay más estrellas que en el cielo”.
Sin embargo, a lo largo de la historia de la meca del cine, algunas de esas estrellas comenzaron a parpadear hasta apagar su luz y se hundieron en el anonimato. ¿Por qué abandonaron la fama que tanto les costó ganar? Entre los desaparecidos hay leyendas, superfamosos y casi famosos. Estas son sus fascinantes historias…
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Greta Garbo
En la década de los años 30, ninguna estrella brillaba con más fuerza que la bella sueca Greta Garbo. La actriz de exquisitas facciones, que se dio a conocer con el filme The Temptress (1926) y se inmortalizó con Camille (1936), causaba histeria entre sus fans.
La Garbo dejaba sin habla incluso a otras estrellas, quienes rondaban silenciosas el foro de sus películas para echarle un vistazo a “la divina”, como la llamaban entonces. Garbo era adorada.
Entonces, ¿por qué en 1941, a los 36 años de edad, desapareció para siempre del medio artístico (aunque nunca logró desprenderse del acoso de los paparazzi, que la persiguieron hasta el día de su muerte, en 1990, a los 85 años de edad)?
“Me cansé de hacer muecas frente a la cámara”, fue la declaración de la estrella.
Pero algunos analistas del medio aseguran que hubo un motivo igual o más poderoso. En 1941, el filme Two-Faced Woman mostró a una Garbo diametralmente opuesta a su imagen de sublime seductora trágica. En esta comedia de enredos y confusiones románticas, Garbo interpretó a una vampiresa alocada que reía y bailaba salsa, o al menos la versión de salsa de la época.
El público y la crítica reaccionaron como si la estrella hubiera ofendido a la patria y, encima, quemado la bandera.
“Fue un espectáculo tan desagradable como ver a la madre de uno borracha”, escribió un crítico de esos años… y Garbo desapareció para siempre del cine. Al parecer, la imagen de “la divina” podía soportarlo todo, menos el ridículo.
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Grace Kelly
Grace Patricia Kelly , una rubia de exquisita belleza glacial, dejó su natal Filadelfia para convertirse en una de las más grandes estrellas de Hollywood. Kelly actuó el lado de figuras como James Stewart (Rear Window, 1954) y Cary Grant (To Catch a Thief , 1955) y ganó el Oscar como Mejor Actriz por su actuación en The Country Girl (1954).
En 1955, como parte de una delegación estadounidense al Festival de Cine de Cannes, en Francia, la estrella fue invitada a participar en una sesión de fotos en el palacio de Mónaco. Allí tuvo un encuentro con lo que las almas románticas llaman “su destino”: el príncipe Rainiero III de Mónaco.
Grace y Rainiero se enamoraron y se casaron en una espectacular ceremonia como salida de un cuento de hadas. A los 26 años de edad, convertida en princesa, Grace Kelly dejó Hollywood para siempre. El amor le ganó a la fama… ¿o no?
Algunos sugieren que hay un motivo más complicado detrás de esa historia de amor. De acuerdo con High Society: The Life of Grace Kelly, del biógrafo de las estrellas Donald Spoto, a pesar de su belleza y de su talento, Grace siempre se sintió inferior a su hermana Peggy, a quien creía la favorita de sus padres.
Al ver que ni siquiera el éxito en Hollywood logró ganarle la aprobación de sus progenitores, la joven finalmente logró captar su atención convirtiéndose en princesa.
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Cary Grant
El actor inglés Cary Grant era la definición de clase y elegancia. El astro de Gunga Din (1939), An Affair to Remember (1957) y North By Northwest (1959) encantó no solo al público, sino a todo aquel que lo conoció, incluyendo al difícil director de cine Alfred Hitchcock, famoso por su creencia de que los actores “son como el ganado... o deben ser tratados como ganado”.
De Grant, Hitchcock dijo: “Es el único actor a quien he querido toda mi vida”.
Sin embargo, a pesar de su enorme fama y popularidad, en 1963 hizo su uno de sus últimos filmes (Charade) y, a los 62 años de edad, dejó Hollywood para siempre. ¿Por qué abdicó al “trono” el entonces rey de Hollywood? Para dedicarse en cuerpo y alma a la que él llamó “mi mejor producción”: Jennifer, su hija con la actriz Dyan Cannon.
Aunque el matrimonio de Grant y Cannon solo duró dos años, el nacimiento de su hija en 1966 cambió su vida para siempre. Grant llevaba a Jennifer consigo a todas partes y siempre tenía a mano una cámara para preservar cada precioso momento a su lado.
“Después que mi padre se retiró, todo el enfoque que le había dedicado a la actuación, lo puso en mí”, declaró Jennifer Grant, la autora de Good Stuff, las memorias de su vida con su famoso padre. “En aquellos momentos, yo sentía vergüenza de su excesiva devoción por mí. Pero al mirar hacia atrás, siento tristeza de no haberme sentado con él para decirle ‘gracias, papá’…”.
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Dolores Hart
La carrera de Dolores Hart comenzó en 1957 con el filme Loving You, y el público y la crítica recibieron a la joven de dulces ojos azules con los brazos abiertos.
En 1958 le dio su primer beso fílmico a Elvis Presley en King Creole…, y en 1963 sorprendió a todos cuando decidió renunciar a su prometedora carrera para cumplir su sueño de ser monja.
En 1958 visitó la abadía de Regina Laudis, en Connecticut, y nunca olvidó lo que sintió en aquel apacible lugar:
“Allí encontré la paz que primero me atrajo de la iglesia católica y que, al dejar el convento, llevé conmigo”.
La joven regresó a Hollywood transformada. Y poco antes de casarse con su prometido, Don Robinson, decidió responder al llamado de su corazón e ingresar en la abadía de Regina Laudis donde cinco años atrás había hallado la paz.
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Famosos que renunciaron a la fama sin decir adiós
Muchas estrellas prefieren alejarse de Hollywood gradualmente, sin gran alboroto, como lo han hecho Doris Day, Sean Connery y Rick Moranis, entre otros. Aquí no hay misterio; simplemente han hecho un alto en sus carreras que, en algunos casos, ha sido permanente.
Pero algunos famosos desaparecen de una manera inquietante o misteriosa, como es el caso de Heather Donahue, la joven estrella del filme de horror The Blair Witch Project (1999), sobre unos jóvenes que se pierden en un bosque supuestamente embrujado por la bruja del título.
A pesar del éxito de ese pequeño filme independiente, que recaudó muchos millones en taquilla, la carrera de todos sus integrantes nunca despegó con la fuerza que se esperaba.
En la misma forma misteriosa que los jóvenes desaparecían en la trama de la cinta, cada miembro del elenco se fue silenciosamente del radar público. Todos, menos Heather, que escogió un final más… explosivo.
La joven recogió todo lo relacionado con su carrera fílmica, lo llevó al desierto y lo incendió, dejando solo las cenizas. Acto seguido, se mudó a un pueblo rural de California.