El fallecimiento del Papa Francisco no solo marca el fin de una era, sino que también pondrá en marcha una de las ceremonias más famosas y sagradas de la Iglesia Católica: el cónclave. Pero, ¿qué es exactamente y cómo se desarrolla este proceso donde la fe, la política y la historia se entrelazan en silencio? Aquí te lo contamos a detalle.
¿Qué es el cónclave y cómo se realiza?
El cónclave es el proceso mediante el cual se elige a un nuevo Papa y comienza con la misa Pro eligendo Pontifice en la Basílica de San Pedro. Su nombre deriva del latín cum clave, que significa “con llave”, ya que los cardenales electores son literalmente encerrados en la Capilla Sixtina hasta que se alcanza una decisión, y suele realizarse entre 15 y 20 días después de la muerte del Papa.
Este periodo permite que los cardenales de todo el mundo puedan llegar a Roma y participar en las congregaciones generales, unas reuniones previas al cónclave en las que se analiza el estado de la Iglesia y perfilan el tipo de líder que buscan. Aunque, si todos los electores ya están presentes, pueden optar por comenzar antes.
Cabe resaltar que solo los cardenales menores de 80 años pueden participar en el cónclave. Actualmente, hay 135 cardenales electores, de los cuales 108 fueron nombrados por Francisco durante su papado. Un dato clave que podría inclinar la balanza hacia un sucesor que continúe su visión pastoral y reformista.
El voto es personal y escrito y si no se alcanza la mayoría de dos tercios —que actualmente son 90 votos— las papeletas se queman junto a una sustancia química que produce humo negro, el cual sale por una chimenea que es visible desde la Plaza de San Pedro. En cambio, cuando se alcanza el consenso y haya nuevo Papa, el humo será de color blanco. Una imagen que paraliza al mundo y revive una tradición que data del siglo XIII.
Luego, tras aceptar el cargo, el nuevo Papa elige el nombre pontificio que llevará y se presenta al mundo desde el balcón central de la Basílica. El anuncio más esperado: “Habemus Papam”.
Por otro lado, aunque el cónclave está envuelto en misticismo, nadie ignora las dinámicas humanas que también operan en esas votaciones: bloque conservador, ala progresista, tensiones entre Europa y el llamado “sur global”. Además que también ya suenan los nombres de algunos candidatos para suceder al Papa Francisco como Pietro Parolin, Matteo Zuppi o el filipino Luis Antonio Tagle. Pero en el Vaticano todo puede cambiar en cuestión de horas.
Sin embargo, una cosa sí es segura: en los próximos días, el humo blanco no solo anunciará a un nuevo pontífice, sino que también marcará el comienzo de una nueva etapa en la historia de la Iglesia Católica y, quizás, del mundo entero.