“Yo siempre escogí a mis hombres”, una de las frases que repetía a menudo La Doña. Estuvo casada cuatro veces, pero siempre rodeada de enamorados que pasaron por su vida. Ellos fueron los grandes amores y amantes de María Félix.
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¿Quiénes fueron los esposos de María Félix?
Enrique Álvarez Alatorre
Se casó a los 19 años como vía de escape, con Enrique Álvarez Alatorre, un vendedor de cosméticos, con quien tuvo a su único hijo: Enrique Álvarez Félix.
Aquel primer matrimonio terminó en divorcio dos años después. Su esposo le fue infiel, y ella, para que todo fuera justo, hizo lo mismo.
Jorge Negrete
El matrimonio (el segundo para La Doña) sólo duró 11 meses. Terminó con la muerte de Negrete, debido a complicaciones por hepatitis C.
María Félix apareció en el funeral vistiendo pantalones y, por un momento, la prensa habló más de eso que de su pérdida.
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Amantes de María Félix
En el periodo de separación con Agustín Lara, se rumoró que sostenía un romance con el magnate Jorge Pascuel, el torero Luis Miguel Dominguín y el actor argentino Carlos Thompson.
Con éste último se comprometió, pero Félix canceló la boda días antes porque concluyó que “lo que tenían era mera atracción física y no amor verdadero”.
Jean Cau
Mientras estaba en Francia, se dice que tuvo un romance con el escritor francés Jean Cau, asistente del escritor Jean-Paul Sartre.
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Suzanne Baulé
Pero Europa fue también locación para dar paso al amorío de Félix con una mujer, Suzanne Baulé —mejor conocida como Frede. Después de la muerte de Negrete, María regresó con Frede y mantuvieron un breve romance, hasta que terminó en juicio para recuperar las joyas que se habían regalado.
Antoine Tzapoff
Hasta los años ochenta, María encontró un nuevo amor. El último y “el que mejor la quiso”, según ella; el pintor ruso-francés Antoine Tzapoff, 20 años menor que ella.
Con él tuvo una relación libre y franca que transcurrió entre México y Francia. Eso sí, el artista (que vivía en el barrio de Montparnasse) nunca la invitó a su casa:
“Sé dónde vive porque lo he dejado en la esquina de su casa desde hace 15 años. Y es que yo digo una cosa: si tú quieres dejar a un hombre, investígalo, pero si no lo quieres dejar, no le busques porque vas a encontrar”.
Tzapoff, quien hasta hoy sufre depresiones severas, no asistió al sepelio de Félix por reco- mendación de su médico. Cuando la prensa le preguntó por qué, expresó: “me quedo con el mejor recuerdo de una mujer a la cual amo y seguiré amando por el resto de mi vida”.