La filmografía de Matt Damon se ha destacado por diferentes aspectos, entre los que se encuentra su maestría por interpretar un amplio espectro de papeles, los cuales van desde carteristas, hasta astronautas.
Cabe destacar, que muchas de las películas donde el también productor desempeña un papel protagónico han sido nominadas a importantes premios, como Mente indomable (1997), Invictus (2009) y Misión Rescate (2015) las cuales fueron nominadas a los Premios de la Academia en diversas categorías.
Igualmente, cabe destacar que los proyectos de Damon son relevantes, no solo por su alta calidad de producción, sino también por el gran poder de las historias que cuentan, las cuales son ideales para disfrutar de una tarde de películas acompañada de amigas, un bote de helado y algunos pañuelos al lado en caso de que se te escape alguna lágrima por la emotividad de los filmes.
Rescatando al soldado Ryan (1994)
Con el actor de las historias conmovedoras por excelencia, Tom Hanks, este largometraje desarrolla su argumento durante el contexto de la Segunda Guerra Mundial, en la cual un grupo de soldados debe de arriesgar su vida para salvar a uno de sus compañeros, llamado James Ryan, cuyos tres hermanos han muerto en la guerra.
En busca del destino (1997)
Esta película, protagonizada por Matt Damon, cuenta la historia de un hombre genio que tiene que ganarse la vida como conserje y que durante el desarrollo de la trama lidia con la necesidad de tener que tomar decisiones sobre su futuro, el autoconocimiento y el enamoramiento; lo que hace de este filme de más de dos horas todo un drama ideal para disfrutar de la nostalgia por las pruebas que la vida suele poner a todos en el mundo.
Interestelar (2014)
Este proyecto cinematográfico, dirigido por Christopher Nolan y coprotagonizado por Anne Hathaway es ideal para una tarde en la que quieras disfrutar de un momento de pensamiento y reflexión acerca de nuestra relación con el planeta, la ciencia, el pasado y la familia.
Nominada a cinco Premios Óscar, esta película augura convertirse en una de tus favoritas después de hacerte derramar una que otra lágrima.