Es el tiempo de las sopas frías. Aunque existen una gran variedad, presentamos algunas de las más ricas y sanas
“El éxito indiscutible de las sopas frías radica en lo popular de sus ingredientes, en la simplicidad y el sabio equilibrio de sus recetas”, explica Abraham García, chef del restaurante Viridiana de Madrid, España, y autor de cuatro libros publicados sobre gastronomía, entre ellos Cien recetas para quitarse el sombrero. “Con una climatología cada vez más cálida y una huerta sin parangón, sería absurdo renunciar a esas sopas protagonizadas por vegetales”, añade el maestro.
“Usualmente, las sopas frías son a base de vegetales, por lo que hidratan y son muy recomendables en tiempos de calor. Al llevar verduras, contienen buenas cantidades de carotenos y pueden incorporar grandes dosis de ácido fólico”, comenta el doctor Jesús Román Martínez, de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación.
LA VARIEDAD DE SOPAS FRÍAS
El rey de todas las sopas frías es, sin duda alguna, el gazpacho. Considerado un invento culinario de Andalucía, sur de España, hoy en día este plato se come en cualquier país del mundo y es permanente objeto de un sinfín de experimentos gastronómicos. Su ingrediente principal es el tomate y está elaborado con hortalizas.
Para cualquiera que sea el modo de preparar el gazpacho, existen puntos básicos que hay que tener en cuenta siempre para que este plato no pierda su valor alimenticio. Antes que nada, es imprescindible que los tomates estén en sazón y cuanto más maduros, mejor. Importantísimo que el aceite de oliva sea del año, fresco y fragante. También es fundamental el vinagre de Jerez.
“Es muy importante no pasarse en el punto de vinagre, ya que un gazpacho muy avinagrado hace perder todo el sabor a los demás ingredientes”, añade Andrés Jiménez, director del restaurante El Jamón del Abuelo, de Madrid.
El gazpacho y su hermano más espeso, el salmorejo, ambos a base de tomate, representan una tentación irresistible para los amantes de la comida sabrosa y sana.
“El gazpacho y el salmorejo son el paradigma de la cocina casera y maternal”, cuenta Abraham García. “Ambas creaciones, ajenas a la veleidosa veleta de la moda, estarán siempre a salvo de la mordedura de los años”.
Sin embargo, cabe mencionar que en la moda gastronómica el gazpacho y el salmorejo nunca han dejado de ser una inagotable fuente de inspiración.
Esta temporada las variaciones más populares se dan introduciendo en estos platos frutas como el melón, la sandía, el kiwi o el pomelo. Los cocineros entusiasmados se atreven a los experimentos más increíbles como, por ejemplo, el salmorejo de fresones acompañado por arenques del Báltico marinados, del chef Abraham García.
Hablando de otras combinaciones en la zona del Este de Europa destaca la okroshka, una sopa fría muy popular en la cocina rusa y ucraniana, un plato no menos misterioso que el alma rusa. La receta clásica incluye una mezcla de verduras crudas como pepinos, cebolleta y rábano, con patatas cocidas, huevo y jamón. La base tradicional de esta sopa es el kvas, una bebida de centeno fermentado que es difícil de encontrar fuera de Europa del Este, o el kéfir.
En lo que se refiere a las tendencias gastronómicas, los franceses nunca se quedan atrás. Su sopa fría vichyssoise, una crema salada con puerro, cebolla, patata, leche y nata, es mundialmente conocida y tiene hasta su leyenda, según la cual, el supuesto inventor de este plato veraniego, el cocinero francés Louis Diat (1885-1957), la creó en 1917 cuando trabajaba en el famoso hotel Ritz-Carlton, en Nueva York.
Sintiendo una fuerte nostalgia por su patria, el chef se acordó de una sopa caliente que le preparaban su madre y su abuela en los alrededores de la ciudad Vichy, donde pasó su niñez y de donde procede el nombre del plato, y decidió intentar hacerla fría. El resultado se quedó tan refinadamente sabroso y refrescante que los patrones del Ritz no tardaron en incluirlo en la carta.
VALOR DIETÉTICO
Las sopas frías pueden ser muy útiles a la hora de elaborar una dieta de adelgazamiento. La mayoría de estos platos contienen pocas calorías. Las verduras y hortalizas se utilizan crudas y conservan todas sus propiedades útiles.
“Una sopa no cabe calificarla de sana o insana. Lo es el conjunto de la dieta en la que se encuentra. Las sopas frías tienen un valor calórico usualmente bajo, pero no sacian mucho ni son idóneas desde este punto de vista. Lo recomendable, si se busca adelgazar, es una dieta variada y adaptada”, explica el doctor Jesús Román Martínez.
“Hay que tener en cuenta que algunas llevan nata u otras grasas que empeoran su valor dietético”, añade el doctor.