A los 41 años de edad, la actriz está más cómoda con su vida
A los 41 años de edad, Winona siente que está recuperando la fama que había perdido. Además, con el paso del tiempo se ha convertido más en ella misma y está más cómoda con su vida
Poco a poco, Winona Ryder ha ido recuperando la fama que hab ía perdido. Ya no es la jovencita de 20 años que se hizo famosa con Beetlejuice y Edward Scissorhands. Ahora, a sus 41 años de edad, ha aprendido a mantener el buen estilo del cine, como en Black Swan, en la que Natalie Portman ganó el Oscar a la Mejor Actriz, además de otras dos películas: The Iceman y el dibujo animado Frankenweenie.
Hacía tiempo que no te veíamos tan seguido en el cine, en dos filmes tan diferentes como The Iceman y Frankenweenie. ¿Te sientes más apreciada en Hollywood en estos momentos?
Eso es algo que me están preguntando bastante últimamente y me parece que me estoy acomplejando, porque no sé si quieren decir que me extrañaron o que no soy tan destacada como actriz y se cuestionan qué estoy haciendo todavía en Hollywood.
Lo pregunto porque hay mucha gente que se extrañará al verte tan seguido en el cine, como en aquella época cuando estrenaste en un mismo año Mermaids, con Cher, y Edward Scissorhands, con Johnny Depp. Creo que fue en 1990.
Hablando en serio, empecé muy jovencita y cuando se experimenta tanto éxito como yo, por lo general te dicen que solo va a durar tres años. Es genial participar en algo así, pero no podía creer lo que estaba viviendo con apenas 20 años... Todos los actores esperamos terminar un filme, pero después nos volvemos locos tratando de buscar uno nuevo para continuar actuando. Es un círculo extraño, del que es difícil salir.
¿Crees que Hollywood se disfruta mejor desde afuera?
Mira, hoy estoy mucho más cerca de mi familia y de mis amigos. El hecho de vivir alejada, en San Francisco, es tan importante como ser buena amiga de mis amigos, buena hermana y buena hija. En fin, quiero ser una buena persona que lleva una vida saludable con la que puedo sentirme bien. Pero también me siento muy bendecida como actriz. No quiero que suene como que me estoy quejando, pero en mi adolescencia era demasiado ingenua, sentía demasiadas presiones, con gente diciéndome lo que tenía que hacer, y hoy ya tengo 41 años.
¿Las mujeres no suelen tener miedo de hablar sobre su edad?
Me encanta tener 41 años y me gusta crecer, porque siento que con el paso del tiempo nos convertimos más en nosotras mismas y estamos más cómodas. Hoy en día, solo algo muy especial hace que quiera dejar mi vida. Películas como The Iceman y Frankenweenie fueron así para mí.
Antes de venir, les comenté a mis hijas gemelas de 15 años que salía para esta entrevista y me preguntaron: "¿Quién es Winona Ryder?”. Cuando les mencioné Beetlejuice se les abrieron los ojos, contentas de saber que ibas a hacer una película como Frankenweenie, donde podrán escuchar tu voz. Las diferentes gneraciones te toman en cuenta.
Eso es realmente una bendición. Siento que Tim Burton me dio una carrera con Beetlejuice, porque si no hubiera sido por esa película, no sé si Hollywood hubiera sabido qué hacer conmigo. Beetlejuice marcó un camino muy exitoso en mi carrera, que me llevó a protagonizar otros filmes.
¿Los mejores recuerdos que tienes de tus comienzos como actriz?
No vivía en Los Angeles. Mis padres, para una prueba de audición, tenían que llevarme a Los Angeles, desde San Francisco; es un largo viaje. Cuando me dieron el guión de Beetlejuice, les pedí por favor que me llevaran. Me acuerdo que estaba sentada en una sala de espera y una persona se sentó a hablar conmigo de música y cine durante media hora. Cuando pregunté si estaba en el lugar correcto, si sabían cuándo iba a venir el director Tim Burton, él me dijo: “Ah, soy yo”. No lo podía creer. Yo era muy jovencita, no sabía si él era un mensajero o alguien más del departamento de arte. Estábamos los dos vestidos de negro. Y la verdad, no sé la clase de roles que hubiera tenido si no hubiera hecho esa película y, por supuesto, Edward Scissorhands, que es una de mis favoritas.
Winona con Michael Shannon en ‘The Iceman’ (2012)
¿Qué grandes diferencias notas en Hollywood desde la época en que empezaste como actriz y ahora?
Bueno, cuando empecé hice como seis películas antes de dar una entrevista a cualquier periodista. No había computadoras. Si escuchabas que Al Pacino estaba haciendo un filme, podías esperar un año sin saber de qué se trataba. Ni siquiera te enterabas de cuánto cobraban los otros actores. Al ir al cine había que estar en una larga fila para esperar el gran misterio cuando se apagaban las luces. Ahora hay toda clase de planteamientos, si los actores son bue- nos o si valen el precio de sus salarios (risas). Es todo mucho más difícil.
¿Qué época prefieres?
Soy un poco criada a la antigua y siento nostalgia de aquellos días, porque era genial trabajar así. En la industria actual, con Internet y el acceso instantáneo y la falta de privacidad, no sé si me hubiese convertido en actriz de cine, pero tampoco sé a lo que me hubiera dedicado.
No es pura coincidencia que Winona se llame como la ciudad Winona de Minnesota, porque ahí nació el 29 de octubre de 1971, con el nombre de Winona Laura Horowitz (“Noni” para los amigos). Como si hubiera salido de una verdadera película de Hollywood, incluso se crió en un rancho del norte de California donde ni siquiera había electricidad. Y sus padres eran amigos de un poeta: Allen Ginsberg.
¿Es verdad que tu madre tenía un cine en medio del campo, cuando apenas tenías 7 años y no pensabas en la actuación?
Es cierto. Crecí en San Francisco, pero durante un tiempo vivimos en Minnesota en una comunidad con siete familias, y mi mamá era quien proyectaba las películas en la Universidad de Minnesota. Yo no supe eso hasta hace poco. Ella fundó la Sociedad de Cine en esa ciudad, aunque no duró demasiado. A nosotros nos encantaba ver películas. Cuando era muy jovencita, tuvimos un granero donde poníamos unas sábanas y, con su proyector, mamá ponía las que conseguía de algunos amigos. Así fue como vi To Kill a Mockingbird. Disfrutaba toda clase de cine. Después, nos mudamos a la ciudad y compramos un televisor.
¿Tu mamá fue la gran influencia en tu decisión de trabajar en Hollywood?
Sí, mamá era genial. Había días en que me hacía quedar en casa y no iba a la escuela cuando pasaban buenas películas como North by Northwest. Me acuerdo que pude quedarme en casa el día que mostraron Born Yesterday y Gulliver’s Travels. El tema de la actuación surgió cuando Winona tenía 10 años y tomó las primeras clases en el American Conservatory Theater. En una de sus primeras audiciones profesionales, el director David Seltzer la había rechazado para la película Desert Bloom, de Jon Voight, pero decidió contratarla para uno de los roles protagónicos de Lucas, junto a un jovencito Charlie Sheen. Fue ahí donde Winona decidió usar como apellido el segundo nombre del cantante Mitch Ryder, mientras escuchaba su música. La película Beetlejuice, con Michael Keaton, Alec Baldwin y Geena Davis, la convirtió al instante en la estrella adolescente que siguió cosechando éxitos. Es más: Winona estuvo a punto de personificar a la nieta de don Corleone en la tercera película de The Godfather, pero Francis Ford Coppola optó por utilizar a su hija Sofía Coppola. Winona filmó The Age of Innocence, de Martin Scorsese, y la versión de Dracula con Gary Oldman. También protagonizó Girl, Interrupted, una película por la que Angelina Jolie ganó el Oscar como Mejor Actriz de Reparto. Las calles de Hollywood son testigos de su fama, con la estrella que lleva su nombre en el 7018 Hollywood Boulevard. Y hasta Johnny Depp todavía tiene rastros del tatuaje que se hizo con el nombre de Winona cuando estuvieron de novios, aunque después de la separación lo modificó a solo Wino Forever. También fue novia durante dos años de Matt Damon, después de que Gwyneth Paltrow los presentó en una entrega de los premios Oscar.
Aunque Winona hizo algunas películas, desde el año 2001 su carrera estuvo un poco estancada, hasta que en el 2010 saboreó el éxito al lado de Natalie Portman en Black Swan. En el 2011 tuvo que pasar por una prueba de audición para la película The Dilemma. Y este año, con el estreno de la cinta de dibujos animados Frankenweenie y The Iceman. En esta última película interpreta a una mujer que cuida a sus hijas y cree que su esposo se va a la oficina por la mañana, cuando realmente es un asesino que ha matado a más de 100 personas.
¿Es un desafío interpretar a alguien que realmente existe, como tu personaje de The Iceman?
Siempre es un desafío interpretar a alguien que existe. No pude hablar con la esposa de ese asesino, porque él está muerto y a ella nadie la puede encontrar pues se cambió su nombre.
¿Qué es lo que más ayuda a lograr una buena actuación, además del director y de un buen guión?
Para mí, el vestuario es increíblemente importante para definir al personaje. Una mujer que camina con tacones altos es diferente a otra que usa sandalias. Las veces que utilicé un corsé elogiaron mi actuación, pero realmente se lo debo a que no me dejaba respirar. La expresión de mi cara mostraba dolor y esto funcionó en el cine. Para The Iceman, consiguieron diseños antiguos que me sirvieron, porque en la vida real, a esa mujer le gustaba vestirse bien. Me alegra que la producción haya invertido en un buen vestuario, porque era muy importante para desarrollar mi personaje.
En Frankenweenie te diste el lujo de cantar en el cine por primera vez...
Me encantó hacerlo. Fue algo maravilloso. Me contaron que estoy también en el CD con la banda sonora.