En ocasiones, un cambio de imagen puede hacer milagros por una carrera en la meca del cine. Amy Adams, por ejemplo, tuvo que renunciar al rubio y pasarse al bando de las pelirrojas para destacar por encima del resto de actrices y comenzar a interpretar papeles de peso. Dakota Johnson hizo lo mismo, pero para volverse morena antes de conseguir su primera gran oportunidad protagonizando Fifty Shades of Grey y Mia Farrow solo se convirtió en un icono para toda una generación tras echar mano de unas tijeras y hacerse ella misma un corte pixie. El caso de Halle Berry es bastante similar al de la protagonista de Rosemary’s Baby: ella obtuvo su primer papel en televisión tras deshacerse de su melena y adoptar el peinado que inmortalizaría como chica Bond en la película Die Another Day. “Creo que fue gracias a que los directores y productores por fin comenzaban a fijarse realmente en mí. Antes tenía el pelo largo, al igual que todas las demás chicas”, recordó en una entrevista a la revista InStyle. La intérprete guarda muy buenos recuerdos de la época en que ese peinado, con el que recogió su primer y único Óscar por la película Monster’s Ball, era su seña de identidad y está convencida de que en un futuro volverá a darle otra oportunidad. “Empecé a sentirme mucho mejor conmigo misma cuando me hice ese corte. Fue una decisión mía: lo aceptabas o no; te gustaba o lo odiabas. Era yo, y punto. Y al día de hoy siento debilidad por el pelo corto y estoy segura de que volveré a llevarlo así algún día”, prometió. ¿Cómo prefieres a Halle, de pelo largo o corto?