Una de las fotografías más recordadas e históricas -por su volumen de ‘likes’ y por el impacto que tuvo en la opinión pública en su momento- de las escasas instantáneas personales que ha venido compartiendo la cantante Beyoncé en las redes sociales llegó hace algo menos de un año con la presentación en sociedad de los mellizos Rumi y Sir, quienes aparecían dormidos en brazos de su famosa madre mientras esta se erigía como una especie de Virgen María moderna ataviada con sedosas telas y situada en el centro de un decorado con claras referencias al paraíso. https://www.instagram.com/p/BWg8ZWyghFy/?utm_source=ig_embed Sin embargo, como se ha encargado de revelar ahora la estrella del pop, el proceso de gestación que la llevó -a ella y a su marido Jay Z- a darle no uno, sino dos hermanitos a su primogénita Blue Ivy no tuvo absolutamente nada de idílico, sino que estuvo marcado por un sinfín de contratiempos y problemas físicos que, finalmente, obligaron a sus médicos a adelantar el parto. El origen de tales complicaciones residía en una dolencia que suele afectar a un pequeño porcentaje de embarazadas y que se conoce como toxemia o preeclampsia, la cual provoca altos niveles de tensión arterial y un exceso de proteína en la urina. Además de llevarle a pasar por el quirófano antes de lo previsto, aseguró la diva, esta condición le causó agudos y constantes dolores que, en una ocasión, le forzaron incluso a pasar un mes entero reposando en la cama y prácticamente sin moverse. “Llegué a pesar casi 100 kilos el día que di a luz a Rumi y Sir. Estaba muy hinchada debido a la toxemia y había estado anclada en la cama durante algo más de un mes. Mi salud y la de mis bebés estaba en peligro, así que al final tuve que someterme a una cesárea y pasé muchas semanas en cuidados intensivos”, contó la autora de ‘Crazy in Love’ en el nuevo número de la edición estadounidense de la revista Vogue. Tan dramática experiencia le ha servido a la artista para empatizar mejor y forjar una “conexión más profunda” con todas aquellas mujeres que han vivido adversidades parecidas, especialmente aquellas ligadas a la angustia y la incertidumbre de no poder garantizar el bienestar de sus futuros retoños, pero también para constatar que su esposo constituye, entre otras muchas virtudes, el pilar más sólido en el que apoyarse durante los momentos más difíciles. “Mi marido se comportó como un soldado y para mí fue el mejor sistema de apoyo emocional que he tenido nunca. Me siento muy orgullosa de haber sido testigo de su fuerza y de su evolución como hombre, como padre, como el mejor amigo que es. En esos instantes estaba en ‘modo supervivencia’, pero me di cuenta de todo ello meses más tarde. Y hoy puedo decir que mantengo una conexión muy profunda con aquellos que han tenido que afrontar algo así", aseveró en la misma conversación, poco después de describir con todo tipo de detalles el “desajuste” que llegó a sentir en su “núcleo” tras una operación que ejerció un efecto muy significativo en sus órganos internos.
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