Hace ocho años la actriz Sandra Bullock debutó en la maternidad adoptando en solitario a su hijo mayor Louis (8), y en 2015 su felicidad terminó de completarse con la llegada de Laila (6), la hermanita pequeña que su primogénito llevaba mucho tiempo pidiéndole. Sin embargo, la vida de la famosa estrella de cine podría haber transcurrido de manera diferente de no haber sido por el férreo control que ejerció su propia progenitora sobre ella cuando era una adolescente, para frenar el arrollador instinto maternal que ya experimentaba en aquella época. “Me habría quedado embarazada a los 17. Quería ser madre desde una edad muy temprana, así que sentía ese deseo e impulso, desde luego, pero mi madre también se había dado cuenta, así que me mantuvo encerrada bajo llave en casa”, bromeó la intérprete de 54 años en declaraciones a Entertainment Tonight.
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El carácter sobreprotector de su madre ha demostrado tener sus ventajas a largo plazo. Cuando por fin consiguió cumplir su sueño de formar una familia ya se encontraba en un punto de su carrera en el que podía tomarse el lujo de priorizar sus responsabilidades domésticas sobre su carrera profesional o, en caso de desearlo, hacer que sus niños la acompañaran durante sus jornadas de rodaje. "¿Sabes a cuánta gente le encantaría poder llevar a sus hijos al trabajo y que los demás lo aceptaran? Es algo bastante aceptado en nuestro caso”, aseguró acerca del cambio de mentalidad que se ha producido en los últimos tiempos en la industria en que ella trabaja, “y creo que casi todos los set de rodaje de los que he formado parte contaban con un componente familiar que hacía que sintieras que era seguro llevar a tus pequeños”, reconoció.