Con motivo de su cumpleaños 50, la actriz publicó una tierna foto en la que aparece junto a su hija y rodeada de pasteles
Aunque sigue siendo una de las actrices de Hollywood más prolíficas, la mexicana Salma Hayek ha dejado claro en más de una ocasión que la principal labor que define su vida a día de hoy es la de ser la mejor madre posible para su pequeña Valentina Paloma (9), como ha vuelto a demostrar ahora al otorgar a su única hija buena parte del protagonismo relativo a las celebraciones por su 50 cumpleaños.
Tanto es así, que una de las estampas más conmovedoras que ha publicado la intérprete en su cuenta de Instagram para inmortalizar los festejos de tan destacada efeméride es una en la que madre e hija aparecen haciendo gala de su estrecha relación al posar sonrientes y abrazadas, a punto de degustar uno de los muchos pasteles que los amigos de la artista le habían preparado para pasar una tarde inolvidable en su hogar.
“Gracias a todos por los pasteles tan maravillosos que nos han regalado”, reza la descripción de una foto en la que se aprecia lo mucho que ha crecido Valentina en el último año.
La extrovertida actriz, su marido François-Henri Pinault y Valentina llevan ya varios años afincados en París a pesar de que la mexicana viaja con cierta frecuencia a Los Ángeles por cuestiones de trabajo, una vida en la capital francesa que ha permitido a Salma alcanzar la plenitud personal gracias a la dosis adicional de madurez que le aporta su papel de madre y fiel esposa.
“Aunque ahora esté encantada con mi familia y mi matrimonio, he sido capaz de hacer un montón de cosas interesantes en solitario antes de sentar la cabeza. Tengo mucha suerte de haber contado con ese tiempo para poder vivir todo tipo de experiencias y locuras. Pero ahora siento que mi familia ha sido mi gran éxito en la vida, y desde luego se ha convertido en la mayor de mis prioridades”, explicaba la estrella de cine a la revista francesa Version Femina, antes de insistir en que su ámbito familiar tampoco era óbice para seguir acumulando proyectos interpretativos.
“Nadie me ha animado tanto como François [a seguir cultivando su carrera]. Mis padres y allegados me han apoyado, pero nunca de la forma tan entusiasta en que lo ha hecho él. Me convenció de que debía encontrar mi camino. Al final he aprendido a ocuparme de mi familia por la mañana y a trabajar de noche, a veces incluso de madrugada”, apuntaba.
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