Generalmente son lindas, colmadas de gratitud, pero, a veces, las palabras de algún galardonado se tornan duras, con reproches. Recordemos las palabras que han subido la temperatura a las ceremonias más importantes de la meca del cine
Con la elegancia y gracia que sólo ella le puede imprimir a un duro reproche, durante la pasada entrega de los Golden Globes, Meryl Streep arremetió con todo en contra de Donald Trump. Su apasionada diatriba convocó una oleada de apoyo de buena parte del público y sus compañeros.
No obstante que el afectado quiso defenderse descalificándola vía Twitter, las palabras precisas y oportunas de la actriz no le dieron margen de maniobra. No por nada, su enorme habilidad discursiva le ha ganado el cariñoso sobrenombre de ?Streepeeches? entre sus cercanos.
Pero ella no ha sido la única famosa que, aprovechando el micrófono de una ceremonia importante, se ha salido del guión. Sabedores de la relevancia de un foro que los expone ante millones, algunos han tomado esta ventaja para lanzar su verdad al mundo.
Consecuencias
Antes que a Meryl tocó el turno a Madonna en la reciente entrega de los premios Billboard, donde lanzó uno de los discursos más poderosos y memorables de los últimos tiempos. Tras hacer referencia a lo duras que han sido sus experiencias de vida por el hecho de ser mujer, y a pesar de ser una gran estrella, puso el dedo sobre la llaga de la inequidad de género con un impacto que pocas veces se logra alcanzar.
El video de su disertación se viralizó en redes, ocupó primeras planas en los medios, y fue material de debates y hashtags. Aunque se trata de un tema presente en la agenda actual, definitivamente no es lo mismo cuando la denuncia es lanzada por la reina del pop. Pero si a Madonna le salió bien la jugada, no le ocurrió lo mismo a Patricia Arquette.
La ganadora del Oscar por su papel en Boyhood, aprovechó su momento de gloria para manifestar su inconformidad por la desigualdad salarial entre actores y actrices. Aunque Emma Watson, Cate Blanchett y Jennifer Lawrence ya se habían atrevido a tocar un tema considerado tabú, subida en el escenario más importante de Hollywood, Arquette habló claro y fuerte. Se llevó una andanada de aplausos. Pero meses después, en una entrevista para Entertainment Tonight, declaró que su discurso trasgresor le pasó factura y que, desde entonces, sus ofertas de trabajo habían disminuido considerablemente.
Momentos de tensión
Lanzar verdades o manifestar posturas desde espacios concebidos para el glamour, puede estar fuera de lugar y considerarse de muy mal gusto. Pero de que trascienden en el tiempo, no cabe duda. Fue en los 70 que las cosas comenzaron a salirse de control, en la muy seria y respetada fiesta del Oscar. A algunas estrellas no les importó incomodar a la respetada estuatilla con tal de exponer sus ideas.
En 1973, en protesta por la discriminación y maltrato que sufrían los indígenas norteamericanos, Marlon Brando se negó a recibir el premio por su actuación en The Godfather. En su lugar mandó a la activista apache Sacheen Littlefeather, quien en nombre del actor denunció la situación.
En 1978, al recibir su premio por Julia, Vanessa Redgrave se manifestó rudamente en contra de algunas personas que se habían opuesto a su participación en un filme propalestino, calificándolos como ?mafiosos sionistas?. Esto le ganó animadversión. Tendrían que pasar muchos años para que la Academia hiciera honor a su talento y le rindiera un merecido homenaje.
Palabras más o palabras menos, no han faltado los exabruptos verbales en esta celebración. Uno de los más recordados ha sido el de Michael Moore en 2003. Cómo olvidar la manera en que cuestionó la legitimidad del presidente y le espetó aquel: ?¡Qué vergüenza, señor Bush!?, mientras blandía la estatuilla que había obtenido por Bowling for Columbine.
Pero no todo ha sucedido a la sombra de esta fiesta. En otras ceremonias de premiación, también se han cultivado verdaderas perlas. Recordamos, por ejemplo, a Helen Reddy en los Grammy de 1973, refiriéndose a Dios en femenino. O al camaleónico Boy George, 10 años más tarde en el mismo evento, diciendo: ?Gracias, América. Saben elegir a una buena Drag Queen?. Cada uno provocó conmoción.
Por su parte, en el evento de MTV del 2011, Lady Gaga pretendió dar unas palabras que, según afirmó, encontrarlas le había llevado toda la noche. Tal era la importancia que le representaba el mensaje sobre igualdad que quería dar. El preámbulo provocó una gran expectación que al final decepcionó. No se entendió que había querido decir, los reflectores mejor se centraron en el vestido que portaba hecho con bisteces crudos.
Y para cerrar con broche de oro, cómo olvidar a Michael Jackson cuando, en 1993, le otorgaron el Grammy Legend Award y aprovechó para hacer catarsis personal: ?Mi infancia me fue arrebatada por completo. No había Navidades, cumpleaños ni las cosas normales de los niños. Sólo trabajo, esfuerzo y mucho dolor??, dijo.
De las celebridades no sabemos qué esperar cuando tienen la atención del mundo encima. ¿Qué depararán las próximas entregas? Es un verdadero misterio.