Desde que se convirtiera en una estrella internacional gracias a la serie ‘Friends’ y al personaje de Rachel Green, la seña de identidad de Jennifer Aniston ha sido su melena; bien fuera corta y con volumen en las raíces o larga y alisada a golpe de plancha, miles de mujeres de todos los rincones del mundo han tratado de imitarla a lo largo de décadas con mayor o menor éxito. Detrás de todos esos peinados icónicos de la actriz hay un solo hombre, y uno de los más importantes en su vida, además: Chris McMillan, a quien ella describe como su amigo más querido y el marido “que nunca se casará" con ella porque es gay, “aunque nunca se sabe, porque ya se han hecho películas al respecto” apuntó ella este sábado mientras le presentaba en la ceremonia de los InStyle Awards en la que él recibió el reconocimiento al mejor peluquero del año. Su relación personal y su colaboración profesional dura ya veinticinco años y se basa principalmente en el talento de Chris para imaginar nuevas creaciones capilares que nadie más sabe controlar. ‘El Rachel’, como se conoce al estilismo que popularizó en los noventa, se convirtió en un verdadero quebradero de cabeza para ella porque no era capaz de mantenerlo bajo control sin su ayuda.
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“Primero te sientes guapa y sexy y viva, y luego te das cuenta de que en realidad estás perdida porque nadie tiene la habilidad de hacer lo que Chris hacía con ese corte de pelo. Yo solía referirme a esos años como el período Rachel, cuando llevaba ese corte de pelo que me hacía pensar: ‘Vaya, estoy increíble’, pero luego me veía abandonada a mi suerte y parecía que llevaba una fregona encrespada en la cabeza porque no tenía ni idea de cómo peinarme. Nadie parecía saber hacer lo que había él y me he dado cuenta de que eso se llama crear estabilidad laboral para uno mismo, así que bien hecho en ese sentido”, aseguró muy seria la intérprete desde el escenario, aunque como ella misma se encargó de aclarar era capaz de perdonar a Chris por esa ‘dependencia’ que le había creado al saber que es una de las persona más generosas que ha conocido con la habilidad de “curar” a otros. “Consigue que todo el mundo luzca y se sienta mejor. Desde los profesores a los que les regala cortes gratis a las mujeres y hombres que reciben quimioterapia y que necesitan que les rapen la cabeza con dignidad y estilo. Y él no para nunca ahí, también se encarga de alterar sus pelucas para que se sientan y estén igual de atractivos que antes de su tratamiento”, explicó orgullosa a todo el público.