La cantante está muy enfocada en su regreso musical
Aunque han pasado ya casi dos años desde que Mariah Carey y su entonces prometido, el millonario australiano James Packer, protagonizaran una inesperada y aparentemente repentina ruptura poco después de que ambos confirmaran su compromiso matrimonial, hasta ahora, la diva de la música no se había propuesto cerrar para siempre tan dramático episodio de su vida sentimental con uno de los gestos más significativos que se pueden llevar a cabo en ese sentido: el de deshacerse para siempre del anillo que simbolizaba la ya extinta relación.
“Mariah ha sido muy explícita últimamente acerca de su necesidad de pasar página y de mirar hacia el futuro desde un enfoque positivo. Eso requiere dejar atrás toda esa carga emocional y material que ha ido acumulando, incluyendo ese viejo anillo de compromiso que le regaló su exnovio”, admitió con crudeza un portavoz de la estrella del pop en declaraciones al diario The New York Post.
Desde luego, la artista estadounidense ha dejado claro que su decisión de vender la citada joya nada tiene que ver con una hipotética urgencia económica, teniendo en cuenta que solo se ha embolsado unos tres millones de dólares en su transacción con un afamado joyero de Los Ángeles cuando el valor original de la pieza era nada menos que de casi 14 millones.
Una vez ajustadas esas pequeñas cuentas que tenía todavía con su pasado, Mariah Carey ya puede centrarse por completo en su inminente renacer artístico -la cantante prepara disco para este mismo año- y sobre todo en ese estilo de vida tan saludable que ha venido cultivando en los últimos tiempos gracias en parte a su actual novio, el bailarín Bryan Tanaka, y a las muchas personas de su círculo cercano que no han dejado de brindarle su apoyo desde que la intérprete les revelara que padece un trastorno bipolar del tipo II.
“No me lo quería creer cuando me lo diagnosticaron, estaba tan aterrada ante la posibilidad de perderlo todo... Me quise convencer a mí misma de que la única manera de lidiar con esto era fingiendo que no existía, y hasta hace muy poco vivía en un estado de absoluta negación. Vivía aislada porque me daba miedo de que alguien de mi entorno pudiera filtrarlo a los medios. Pero finalmente busqué ayuda profesional, me rodeé de gente positiva y volví a hacer aquello que me hace feliz, que es escribir canciones”, se sinceraba la artista sobre sus problemas médicos.
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