A pesar de su talento y experiencia, Meryl Streep también tuvo que lidiar con la presión social, razón por la cual le cuesta ver sus antiguas películas.
Aunque lleva décadas demostrando por qué las mujeres de la industria del cine han de ser valoradas por su talento y no por la forma en que se ajustan a los inflexibles cánones de belleza que suelen imperar en este negocio, lo cierto es que la triplemente oscarizada Meryl Streep ha revelado ahora que ni una estrella de su categoría pudo escapar en su momento de la presión y las inseguridades derivadas de semejante dictadura de la imagen. De hecho, la aclamada intérprete se niega incluso a día de hoy a volver a ver algunas de las obras más destacadas de su filmografía para no tener que enfrentarse de nuevo a esos “tiempos infelices” que vivió durante ciertos rodajes a cuenta de su baja autoestima y de los complejos que albergaba sobre su físico.
¿Por qué Meryl Streep se niega a ver sus antiguas películas?
“Cuando no tengo más remedio que ver una de mis películas antiguas, me doy cuenta de que estaba guapísima y de que era muy jovencita. Pero la verdad es que esos fueron tiempos muy infelices. En esa época me preocupaba demasiado de si mi nariz era muy grande o de si estaba gorda. Esas eran las típicas cosas que la gente te decía”, reconoció la artista hace tiempo en una entrevista.
Te puede interesar: Meryl Streep “se emborracha” con sus amigas y causa sensación
Tras admitir que las opiniones ajenas, por intransigentes y simplistas que fueran, hicieron mella en su amor propio y en su visión de sí misma, la versátil intérprete ha explicado que tuvo que recurrir a la transformación física radical que requerían algunos de sus personajes más notables para que el público dejara de prestar tanta atención a su apariencia y, de este modo, pudiera centrarse en la calidad de su interpretación.
“Era una ventaja poder dar vida a personajes de avanzada edad cuando era joven. También pude encarnar a un hombre en ‘Angels in America’. El caso es que podía jugar con mi apariencia y retorcerla tanto como quisiera, lo cual es para mí una especie de arte muy político. Supone una declaración de intenciones, es como decir: ‘Un personaje no tiene por qué atraerte o interesarte físicamente’”, argumentó la actriz.