La cantante asegura que como mamá es importante estar con el bebé los primeros seis meses de su vida
Aunque el nacimiento hace nueves meses de Eros, el segundo retoño de Paulina Rubio, coincidió con los preparativos del que será su próximo disco, la cantante mexicana no quiso ni oír hablar de la opción de contratar una niñera para que le ayudara con su recién nacido y con su primogénito, Andrea Nicolás (9 años), fruto de su fallido matrimonio con Nicolás Vallejo-Nágera.
En su lugar, la artista optó por armarse de valor y ocuparse ella misma de todos los cuidados del bebé, a quien tuvo con Gerardo Bazúa, tal y como ya hizo tras el nacimiento de su primer retoño, fiel a su convicción de que nadie puede atender a sus hijos como ella.
“Yo no quería tener ninguna ayuda con mis bebés durante los seis primeros meses, y ha resultado agotador. Soy una persona muy controladora, aunque soy consciente de que eso no es lo más idóneo. Estoy tratando de mejorar en ese sentido. Pero la cuestión es que nadie más que yo iba a cuidar de mis bebés”, explica ?La chica dorada? en una entrevista a la revista Nexos.
A pesar de la falta de tiempo para dedicárselo a sí misma que, sin duda, habrá definido su vida doméstica en los últimos tiempos, para Paulina ha resultado muy liberador que la maternidad le haya robado todo el protagonismo.
“Antes me sentía muy narcisista. Era yo, yo y más yo durante todo el día. Y cuando tienes un bebé, todo pasa a girar a su alrededor, gracias a Dios. Para mí fue como darle unas vacaciones a mi mente”, asegura al respecto.
Parte de esa actitud tan zen se debe al hecho de que la intérprete decidió esperar a sentirse completamente preparada -y realizada en el plano profesional- antes de quedarse embarazada.
“Siempre supe que tendría hijos, pero quería tenerlos cuando yo quisiera. Algunos de mis amigos se dieron mucha prisa, y mi propia madre me tuve siendo muy joven. Pero yo quería madurar antes. Tuve la oportunidad de escoger cuándo quería tenerlos, y me siento muy feliz por ello”.
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