Una chica rebelde
Imbuida de un nuevo espíritu de rebelión, la adolescente desafió la autoridad de su madre, se compró un Thunderbird convertible y empezó a fumar. Los diarios pronto la ligaron con “chicos malos” como James Dean, Dennis Hopper y Elvis Presley. Pero su corazón ya estaba puesto en Robert Wagner.
Solía contar que se había enamorado del apuesto actor de 18 años cuando ella tenía 10 y lo vio cruzar por un pasillo de Twentieth Century Fox. Entonces se volvió hacia su madre y le dijo: “Me voy a casar con él”. Y lo hizo... dos veces.
La primera fue en 1957, tras un breve noviazgo y una excéntrica pedida de mano en la que RJ, como lo llamaban los íntimos, le presentó el anillo en una copa de champagne. Él tenía 27 años, ella 19. Y se convirtieron en la pareja del momento. Sin embargo, su única película juntos, All the Fine Young Cannibals (1960), fue denigrada por la crítica. Pero ese mismo año le propusieron Splendor in the Grass, junto a Warren Beatty (guapísimo actor en ascenso), cinta dirigida por Elia Kazan que le valió su segunda nominación al Oscar.
Éxito y desdicha
Los años 60 fueron un parteaguas en su carrera, comenzando con West Side Story (1961). Y es que la versión cinematográfica de la comedia musical fue un éxito y obtuvo diez premios Oscar, aunque Natalie, cuya voz fue doblada por una cantante profesional, no fue nominada. Aun si esto la hirió, otro problema le preocupaba más: la inminente ruptura de su matrimonio. Se divorció en 1962 y poco después su relación con Warren Beatty se hizo oficial.
RJ otra vez
Un encuentro fortuito con RJ, a quien había dejado diez años atrás, le ayudaría a superar la desilusión. Entre tanto, él se había divorciado otra vez y tenido una hija. “Esos años nos hicieron dar cuenta de lo importantes que éramos el uno para el otro”, diría Wagner. Y se casaron en julio de 1972 a bordo de su yate. Ambos encararon su segundo matrimonio con una nueva madurez. Natalie recordaría: “Era como conocer a una persona nueva, aunque en el fondo ya lo conocía”. En su autobiografía, Pieces of My Heart, de 2008, Wagner decía: “Natalie me hizo feliz... Nos deslizamos en nuestras vidas con tanta naturalidad como si nunca nos hubiéramos separado”.
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